FUNDAMENTOS DE LA

 

LEY 14426

 

 

Nacía el día 7 de septiembre de 1929 en una casa de la calle Alvear y Moreno de la ciudad de San Antonio de Areco, Santiago Luján Saigós (“Guito”), siendo el cuarto hijo de don Luciano Saigós y doña Amalia Carneiro, sus hermanos Gregoria, María y Jorge. Nadie sabía que nacía una leyenda del automovilismo y de su categoría más popular y conocida, el Turismo de Carretera.

Bueno es preguntarse, cómo era el Turismo Carretera en aquel entonces, allá por finales de la década del ‘50, principios del ‘60…? Existían como ahora esas superestructuras profesionalizadas donde, en la mayoría de los casos, los pilotos solo suben a los autos y los conducen…?; Cómo eran los escenarios por donde se disputaban esos grandes premios…?; Cómo se generaban los recursos para dejar de trabajar y poder ir a correr…?; como estos, nos podemos hacer un montón de preguntas más, y no por ello caer en que todo tiempo pasado fue mejor, quizás apenas podemos afirmar fue “distinto”.

La vida de Saigós y de su inseparable hermano Jorge transcurrían en la tranquila San Antonio de Areco, compartiendo con la familia, el trabajo -ambos poseían, como su padre, camiones-, de la cual eran choferes y esa idea que siempre estuvo presente en ellos: armar el auto de carreras para correr en el turismo de carretera, junto a los grandes, seguramente sus ídolos. Sin saber que luego la historia les daría a ellos ese mote tan preciado, y como lo expresara, adelantándose, la tapa del № 2.261 de la Revista deportiva “El Gráfico”: “SANTIAGO LUJÁN SAIGÓS. Trabajo y sacrificio para concretar un sueño: llegar a ídolo”.

Hace un tiempo y de visitas por esa brillante idea “El museo Fangio”, me encontré con “La Novia”, esa cupecita hecha y armada íntegramente en San Antonio de Areco por los hermanos Saigós y que descansa junto a la historia misma del automovilismo y sus grandes referentes, donde comprendí que ya no es de “nadie” y es de “todos”, más allá de la marca de su motor: de los de Ford, de los de Chevrolet, de los del Torino, de los del Dodge; pero donde descubrí ese profundo sentido de pertenencia que tenían esos hombres con su lugar, con su gente, con sus afectos. “La Novia”, como históricamente fue, posee en su frente por sobre el parabrisas la leyenda que dice: “PAGO DE ARECO” (fue pintado así por expreso pedido de “Guito” a un letrista amigo del pueblo).

Que el Turismo de Carretera es eminentemente bonaerense no es ningún secreto, como tampoco quiénes fueron sus pioneros, sino basta ver el lugar de nacimiento de sus máximas figuras y la conjunción de dos conceptos: los gringos y el campo. Por ello y como no podía ser de otro modo desde muy chicos aprendieron a manejar y su ídolo: el “Chueco” Fangio, siendo fanáticos del Chevrolet, tal vez una paradoja.

Antes de los 18 años comenzaron la búsqueda del “auto”, por donde pasaran en los camiones, Buenos Aires, Córdoba, incansables, juntando peso por peso y así adquieren un “Ford T” para comenzar en carreras zonales sobre circuitos de tierra. “La Oruga” como llamaron al mismo, logró en esa primera temporada el campeonato y llevó orgullosamente pintado en su puerta el número del campeón, el № 1.

Después de algunas carreras más, decidieron vender el auto y dedicarse exclusivamente a trabajar, luego vino el servicio militar y más tarde el matrimonio y los hijos. Mientras la empresa de transporte crecía y con abundancia de trabajo por esos años, cada vez se acercaban más a poder concretar el sueño que nunca habían olvidado: el de llegar al turismo de carretera.

Mediando el año 1959, ya un poco más encaminados y con algo de estabilidad económica, había llegado el momento. Así, comienzan a recorrer talleres y contactarse con gente del ambiente, terminaba el campeonato de ese año y se venía el gran premio, cuando por fin se realiza la compra de la Coupe Ford de los hermanos Fernando y Osvaldo Piersanti.

Llegado el auto a San Antonio de Areco, en pocos días se organizan mecánicos, auxilios, vehículos de apoyo y todo lo que era un equipo de esos años, mientras Jorge y sus colaboradores revisaban frenos, amortiguadores y demás elementos. En pocos días todo quedó preparado para la competencia.

La noche del 20 de noviembre de 1959 sería la gran noche, la del sueño tan anhelado y buscado, correr un gran premio. A “Guito” y a Jorge les gustaba la “parada” eran caminos y rutas que conocían de memoria por su oficio de camioneros, lo que les daba una gran confianza, a ello se sumaba además que la noche amenazaba con una fuerte tormenta y una próxima lluvia.

A la hora 00.00 del día 21 de noviembre desde la sede del Automóvil Club Argentino en la ciudad de Buenos Aires largaba el primer auto con destino hacia la provincia de Córdoba, “Guito Saigós tenía el № 91 y por lo tanto una hora y media hasta su propia largada, atento partía un competidor cada minuto; relajado lo único que escuchó por la radio era que la competencia la punteaba Carlos Menditegui.

Faltaban minutos nada más para concretar el sueño tan esperado por los dos hermanos y, automáticamente convertirse en un ídolo total para su hinchada y también para los que lo conocieron esa madrugada, ya que su debut fue su actuación más destacada por tratarse de alguien desconocido que empezaba a pelear la punta con los más famosos, manejando de noche y con la lluvia torrencial.

Cuando llegaron al control de San Fernando y recordando el tiempo del puntero, se dieron cuenta que estaban empatando el mismo, eso les dio seguridad, aún ya por radio la voz de Don Luís Elías Sojit comenzaba con los comentarios elogiando un debutante que sorprendía con su andar en una noche tan lluviosa que hacia que la vieja Ruta 8 no estuviera en las mejores condiciones para la velocidad.

Al paso por Robles (partido de Exaltación de la Cruz), ya había superado al auto № 45 y al llegar a la ciudad de San Antonio de Areco se ubicaba en el primer lugar por tiempo y entre los 30 primeros autos en el camino. Todos los arequeros lo esperaban bajo el agua y a la vera del camino para saludarlo, cuando solo se vio la señal de luces bajo la cortina de agua y un zumbido que dejo a todos con una gran alegría y emoción. Todos se aferraron a la radio esperando los tiempos de otro control.

Así peleando la punta, por momentos con Meunier o con Menditegui llegó hasta las proximidades de Pergamino, donde el motor sufre un desperfecto que pueden reparar a medias y llegan hasta La Carlota con mucho retraso y deben abandonar.

Así se consagró como un gran piloto, que a principios de 1960 comienza otra temporada donde en todas las carreras se destaca como un velocista de punta, que no siempre contó con el mejor auto y muchas veces debió desertar.

Participó en los campeonatos de turismo carretera de los años 1960, 1961, 1962, y parte de 1963 y fue ganador en cuatro oportunidades:

Vuelta de Pergamino: 1962

Ensenada de Barragán: 1962

Vuelta de Rufino: 1962

Vuelta de Santa Fe: 1963

Junto con los hermanos Emiliozzi fueron los primeros en pasar la barrera de los 200 km. de promedio en ruta abierta.

A mediados de 1963, venden la Coupe Ford y se retira por un tiempo de las carreras ya que estaba en marcha la construcción de un auto de nueva generación, ya empezaban a competir los compactos que reemplazaban algunas viejas coupe.

En mayo de 1965 ya faltaba poco para la terminación de “La Novia”, así llamaban a la joya que nunca pudo estrenar, cuando Oscar Gálvez lo cita a “Guito” para ofrecerle la conducción de un Falcón del equipo oficial Ford, a pesar de no estar del todo convencido por tratarse de un auto liviano que no contaba con los frenos adecuados y que no sentía con mucha seguridad, pero a su vez tampoco quiso rechazar la oportunidad de ser un piloto oficial del Equipo Ford, por lo que aceptó la propuesta y así llegó la fatal largada de la Vuelta de Ensenada el 16 de mayo de 1965, donde perdiera la vida haciendo lo que realmente le gustaba.

En cada aniversario de su fallecimiento en la ciudad de Ensenada se realiza un homenaje en su nombre, por la gran cantidad de simpatizantes que aún no lo olvidan.

El acompañante de casi todas sus carreras fue su inseparable hermano Jorge y ocasionalmente fueron: Alfredo Giacolutti, Alberto Andrade, Américo Méndez, Domingo Coladero, Oscar Pazzaglia, y su gran amigo Mateo Karelovic quien partió con “Guito” en su carrera final.

Para el pueblo de San Antonio de Areco que lo guarda en su memoria -prueba de ello es que existe una calle, un barrio y el gimnasio municipal que llevan su nombre- vivirá eternamente como el luchador, como el padre de familia, pero por sobre todas las cosas por aquello que con tan profundo respeto expresó la tapa del № 2.380 del año 1965 de la Revista “El Gráfico”: “SAIGÓS. Vivió para el automovilismo. Murió en su mundo. Quedará para siempre”.