Fundamentos de la Ley 13658

"Llego a la prImera magistratura del país por decisión del Conductor, del Movimiento y de su Pueblo. Y de aquí también la expresión de mi orgullo ciudadano, porque creo que a nada más excelso puede aspirar un hombre público que a servir al pueblo, en base a un programa compartido y por su voluntad, que es la única que cuenta en una democracia..." decía el 25 de mayo de 1973 Héctor José Cámpora al inaugurar el 98 período de sesiones ordinarias, dirigiéndose a la Asamblea Legislativa al inicio de su gobierno, en la cima de su carrera política, resaltando con sus palabras las características centrales de una inclaudicable conducta de vida: su humildad, su lealtad política inquebrantable a Perón y al Movimiento Justicialista, su lucha por la causa del pueblo.

Sintetizaba con acierto, las impredecibles circunstancias del destino que lo depositaban para el ejercicio de la primera magistratura de Argentina, en tiempos de singulares vivencias históricas, en momentos trascendentes para las postergadas generaciones de nacionales, y cargados de renovadas esperanzas para un pueblo que se reencontraba con su anhelada democracia.

Nacido en Mercedes, provincia de Buenos Aires el 26 de marzo de 1909, se recibió de odontólogo en la Universidad de Córdoba en 1936. Para ejercer su profesión retornó a su ciudad natal, trasladándose poco después a la de San Andrés de Giles. En 1944 fue elegido comisionado municipal por esa localidad y en 1946, diputado de la Nación integrando la lista del Partido Laborista, que llevaba a Juan Domingo Perón como candidato a presidente.

En 1948 fue elegido presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, y un año después ejerció la vicepresidencia de la Convención Constituyente.

En 1955 sufrió la terrible persecución política de la nefasta revolución libertadora, soportando estoicamente la cárcel, los vejámenes, las injurias de todo tipo que sufrió junto con quienes abrazaron con entusiasmo la causa Justicialista.

Terminada la persecución política, regresa a San Andrés de Giles, siendo electo concejal por el partido Unión Popular, que era la representación electoral que utilizaba el Justicialismo proscripto.

Durante la dictadura que gobernó la Argentina entre 1966 y 1973, militó activamente en el Justicialismo, continuando la célebre campaña del "luche y vuelve" para el regreso del General Perón exiliado en España. Se desempeñó como su delegado personal, y contribuyó decididamente a la reorganización del partido con vistas a la institucionalización del país.

Producida la apertura democrática de 1973, es candidato a presidente de la Nación junto al Dr. Vicente Solano Lima como vice, fórmula que representaba al Frente Justicialista de Liberación, y que triunfó holgadamente en las elecciones del 11 de marzo de ese año, con el 49,6% de los votos.

Cámpora al gobierno Perón al poder, sintetizaba un lema de campaña ilustrativo de la estrategia desplegada por el líder Justicialista, para vencer las conspiraciones y maniobras de una dictadura remisa a la democratización de la nación.

Así recobra el Justicialismo el poder del que había sido desalojado violentamente en 1955, haciendo renacer las esperanzas del pueblo argentino.

Tuvo que iniciar la primera etapa de una gestión enmarcada en un contexto difícil y adoptó con inusual firmeza decisiones trascendentes para asegurar condiciones de gobernabilidad, reconstruir las relaciones de convivencia e iniciar el camino de la pacificación nacional.

Luego de 49 días de ejercicio del mandato, junto con su vicepresidente Solano Lima presenta la renuncia al cargo, forzando el llamado constitucional a elecciones con la fórmula Juan Domingo Perón - María Elena Martínez de Perón (25 de septiembre), y la llegada del líder a su tercera presidencia (12 de octubre), en una estrategia que derrumbó definitivamente la conspiración militar para impedir su regreso al poder.

Producido el golpe militar de 1976, resulta nuevamente perseguido, en esta oportunidad por la dictadura asesina, que gobernó hasta el año 1983, y debe refugiars e como exiliado en la Embajada de México sin que le conceda el Gobierno Argentino status de refugiado político pese a encontrarse ya gravemente enfermo; y de donde sale recién en 1980 para morir poco tiempo después en tierra mexicana.

Si hay certeza en que los hombres no construyen individualmente la historia, sino que cabalgan sobre ella, debemos reconocerle a Héctor Cámpora el haber cabalgado con hidalguía en un tiempo muy difícil de la Argentina, el del advenimiento, la persecución y la vuelta del Justicialismo a la vida política nacional luego de 18 años de proscripción y el proceso final que comenzó a materializarse el 17 de noviembre de 1972 con la vuelta de Perón al país, concluye con la asunción por tercera vez como presidente del líder político argentino por antonomasia del siglo veinte; y en toda esa etapa tuvo Cámpora una actuación central, fundamental, insustituible, signada por la búsqueda del consenso entre los actores democráticos, lealtad sin límites al Peronismo y a su líder, y consecuencia con los intereses del pueblo.

Por las virtudes que exhibió Héctor Cámpora en su dilatada actividad política en el orden municipal, provincial y nacional, y su lucha destacada en favor de la causa del pueblo y del Movimiento Nacional Justicialista, es que solicitamos sea declarado ciudadano ilustre de la provincia post mortem como indiscutido homenaje a su persona; reconocimiento que conlleva el sentimiento de gratitud de los argentinos por la lucha en pos de una democracia plena, con igualdad, justicia social, con respeto a los derechos humanos y sin proscripciones de ninguna naturaleza.

Fue una titánica lucha la del querido "Tío Cámpora", en donde dejó buena parte de su vida, y en la que debemos destacar su permanente predisposición a recorrer el camino de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, inexorablemente en Paz, conciente que ese camino de la Paz pasaba también por el desarrollo auténtico y verdadero, que no consiste en riqueza egoista y deseada por sí misma, sino en la economía al servicio del hombre, y el pan nuestro de cada día distribuido a todos por igual, como signo de la Providencia y símbolo del Creador.

Así lo decía Cámpora en los párrafos finales de su mensaje a la Asamblea Legislativa: "...Llegamos a la responsabilidad del Poder en momentos sumamente dramáticos para la república. Debemos demostrar todos que somos conscientes de esa alta responsabilidad. El país no necesita dialéctica: necesita leyes. No necesita palabras: necesita trabajo, paz, justicia y libertad... "

Por las razones expuestas se solicita de los señores legisladores el tratamiento favorable de la iniciativa.