Fundamentos de la

Ley 10828

 

San Nicolás de los Arroyos, la muy noble y benemérita otrora “frontera” del Estado de Buenos Aires; la bicentenaria “Ciudad del Acuerdo”; la que apoyó en espíritu y fuerzas materiales las distintas etapas con la que se fue forjando la nacionalidad, sacrificada en las contiendas de la Independencia y en las de la guerra del Paraguay, tiene en su pasado un honroso ejemplo de heroísmo, y en su larga trayectoria una permanente resignación a su reveses sufridos por factores político y económicos.

            El coronel José Félix Bogado fue un humilde hijo de las misiones guaraníticas que iniciara la carrera de las armas en San Lorenzo como soldado raso, y que regresara del Perú en julio de 1826 como jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo, donde había servido siempre.

            Tal circunstancia especialísima mereció a Mitre en su “Historia de San Martín2, el siguiente comentario:

            “Para que ningún accidente dramática faltase a este pequeño aunque memorable combate de San Lorenzo, uno de los presos canjeados por el enemigo fue un lanchero paraguayo José Félix Bogado, que en ese mismo día se alistó voluntariamente en el Regimiento de Granaderos a Caballo. Este fue el mismo que trece años después, elevado a la categoría de coronel, regresó a la patria con los siete últimos granaderos fundadores del cuerpo que sobrevivieron a las guerras de la revolución, desde San Lorenzo hasta Ayacucho2.

            Bogado continuó figurando al frente de la división de los Andes hasta que fue disuelta por orden del gobierno nacional, pasando a principios del mes de julio de 1826 a la plana mayor. Con fecha 22 de julio del mismo año fue nombrado jefe en comisión del 4to. Regimiento de Caballería de Milicias en reemplazo del coronel Dn. Hipólito Videla, separándose de sus antiguos compañeros de armas.

            A los fines del mismo año hizo la campaña del sur, contra los indios, bajo la dirección de Rauch, que dio tan buenos resultados, pasando enseguida con su regimiento a la guarnición de los pueblos de San Nicolás, Arrecifes, Salto, Zárate y San Pedro, donde mantúvose todo el año 1827 hasta mayo de 1828, que fue reemplazado, bajando a Buenos Aires para revistar como coronel de la plana mayor general, por estar terminada su comisión.

            Así permaneció hasta el motín del 1 de diciembre de 1828, formando entre los sublevados de ese día, en la plaza de la Victoria. En seguida marchó con las fuerzas de Lavalle, batiéndose el 9 de diciembre contra el ejército del gobernador Borrego.

            Después de la tragedia de Navarro, se separó de sus compañeros, permaneciendo en su casa hasta el 19 de mayo de 1829, en que fue nombrado comandante militar de San Nicolás “para la seguridad y defensa del referido punto y a fin de que hostilice al enemigo por todos los medios posibles, facultándolo ampliamente para ello, recomendándole, especialmente, que dedique su celo para restablecer el orden público”.

            En San Nicolás sirvió hasta fines de septiembre de 1829, en que fue reemplazado por el comandante Cipriano Zeballos, en virtud de encontrarse enfermo.

            El coronel José Félix Bogado rindió su vida al servicio de la patria el 20 de noviembre de 1829 en San Nicolás de los Arroyos, donde sirviera destacadamente como comandante militar. Los últimos días de su vida fueron de homérica lucha. En efecto: en 1829 el general Estanislao López declaró la guerra a Lavalle, a raíz de la trágica muerte de Borrego, mandado fusilar por su orden. Invade el territorio de Buenos Aires y derrota a Lavalle en el puente de Márquez (26 de abril de 1829).

            Toda la campaña se puso de parte de Estanislao López. El pueblo de pergamino hizo lo propio al llegar allí las tropas el 10 de abril 1829, desconociendo la autoridad de Lavalle. Su milicia se incorporó al ejército en número de 71 hombres de tercerola y sable, bien municionados y una carretilla cargada de pertrechos de guerra. Llevó, presos, además, al mayor ayudante del regimiento de milicias, al alcalde y al juez de Paz del pueblo, quedando éste a cargo del capitán de milicias del punto, Juan Bautista Martínez, con la misión de proteger a los pueblos de Rojas y Salto.

            El 11 de abril, Estanislao López se encontraba acampado en el Arroyo de Ramallo y el 16 estableció su cuartel general en el Tala, partido de San Pedro, donde comunica a la representación nacional en Santa Fe, que los pueblos de Salto, Arrecifes, Rojas, San Pedro y Baradero, han tenido igual pronunciamiento que el de Pergamino, negando obediencia al General Lavalle.

            Uno de los lugartenientes de López, Facundo Borda, puso sitio a la ciudad de San Nicolás, la que resistió heroicamente a las órdenes del Coronel Bogado, durante ocho meses, soportando la población con paciencia y heroicidad el hambre, las privaciones y los continuos incendios que arrasaron sus mejores edificios sin que el enemigo pudiera rendirla, permaneciendo fiel a Lavalle.

            En esas circunstancias rindió su vida el coronel Bogado de resultas de una enfermedad contraída en actos de servicios, de los “pulmones dañados” dice la partida de defunción.

            Considerando que es deber de todo argentino honrar las figuras históricas que hacen a la nacionalidad, imitando su virtuoso ejemplo y su rectora conducta y que el caso del coronel José Félix Bogado se trata de una personalidad íntimamente ligada a lo que la historia de nuestro país, y de Latinoamérica toda, enseña como ejemplo a seguir por las generaciones contemporáneas y venideras y que el mencionado militar concluyó su carrera como jefe de la comandancia militar San Nicolás, ubicada en la finca que hoy lleva el número 223 de la calle Francia de dicha ciudad, el 20 de noviembre de 1829 pasando a la inmortalidad, y que el solar que perteneciera a la referida comandancia militar corre serie peligro de deterioro por la acción inclemente del tiempo, siendo una construcción del siglo XVII.

Por lo expuesto entiendo imprescindible la aprobación del presente proyecto.