FUNDAMENTOS DE LA

 

 

LEY 10670

 

 

 

 

 

D-119/86-87

 

 

            Se entiende por uso indebido de drogas una amplia gama de comportamientos que van desde el uso incorrecto de algunos medicamentos por automedicación hasta severos estados de dependencia psíquica o física, configurando estos últimos clásicos cuadros, habitualmente conocidos como toxicomanía.

 

 

            Aunque el daño a escala individual o social es distinto en cada estado, y en cada caso, no es menos cierto que siempre algo es afectado.

 

 

            Sabido es que el fenómeno no hace distinciones de edad o sexo ni de clases sociales, credos religiosos o ideologías políticas.

 

 

            Partiendo de la base de que el problema existe en nuestra Provincia, como lo prueba la creciente preocupación de padres de familia y educadores, ante la verificación de casos concretos y la confirmación de esta situación a través de observaciones y encuestas realizadas por profesionales del medio dedicados a este temática, se nos plantea el interrogante de dimensionarlo de alguna manera, la modalidad corriente, en este sentido, ha sido como un resabio de un antiguo colonialismo cultural que en alguna medida aún estamos padeciendo, la culpa de seguir modelos extranjeros sin analizar ni criticar diferencias sustanciales existentes entre nuestra realidad y la que parecen mostrar esos modelos.

 

 

            No existen estudios epidemiológicos en la materia que nos muestren con exactitud la cuantía del problema, los que, por otra parte deben considerar difíciles de realizar, sumamente costosos y solo relativamente confiables en sus resultados. No obstante, existen investigaciones que resultan valiosos indicadores que nos aproximan a la realidad del problema local.

 

 

            Lo expuesto hasta acá muestra una situación controlable, de tomarse en forma inmediata adecuadas medidas, para la prevención del problema. Si la comunidad en general y el Estado en particular no asumen la responsabilidad que les compete frente a tan grave flagelo, todo parece indicar que podría llegarse, en algún momento más o menos cercano, a un estado de eclosión, situación de muy difícil control.

 

 

            Lo observado a través de los últimos 12 años permite afirmar, sin lugar a dudas, que el grupo etáreo más afectado es el que está comprendido entre los 15 y los 25 años, pero se conocen casos de primeras experiencias con drogas a los 12 años y existen claros indicios de algunos más prematuros aún. Como tendencia, observamos un sostenido y alarmante aumento de las causas, que resulta más alarmante todavía si tenemos en cuenta que se ese aumentos es más notable en las edades más tempranas.

 

 

            Resulta también preocupante el hecho de que el arsenal de drogas utilizado, se ha multiplicado y extendido en un abanico que abarca todas las drogas clásicas, ya mencionadas, como también diversos medicamentos de uso corriente, sustancias tan comunes y de uso diario como los adhesivos y los combustibles y hasta especies vegetales, algunas de las cuales constituyen verdaderas plagas agrícolas, como el arbusto silvestre llamado chamico (Datura Stramonioum). Lógicamente, estos últimos ejemplos dada su utilización y difusión, escapan a cualquier tipo de regulación y control.

 

 

            El mal uso de los medios de comunicación social, a través de enfoques sensacionalistas, seudo científicos, o simplemente mal orientados, contribuye a crear una imagen falsa alrededor del problema y lleva a nuestros jóvenes un importante caudal de información inadecuada o distorsionada, estimulando la curiosidad propia de esa edad que, como se ha señalado, es uno de los factores más relevantes y frecuentes como causa de la iniciación en el consumo de drogas.

 

 

            En este estado de cosas cabe preguntarse, entonces, qué debemos hacer, cómo debemos hacerlo y con qué medios encararlo. Evidentemente, lo más importante y redituables es la prevención del problema. Evitar que el joven enferme, tornará inexistente los problemas inherentes a su tratamiento y rehabilitación. La prevención es siempre, el enfoque más correcto y valioso, no solo de los problemas de salud, sino de cualquier tipo de problema.

 

 

            La prevención, en este caso, debe encararse mediante acciones de educación, Si bien el destino final de estas acciones son los jóvenes, no es conveniente realizarla en forma directa sobre ellos, ya que, la práctica ha demostrados (y en esto nos basamos no solo en la experiencia local, sino en la de otros países que han trabajado mucho sobre este enfoque) que los efectos de esta modalidad no solamente son negativos, sino que resultan contraproducentes, llegándose, en algunos paradojales casos, a producir un aumento del consumo. Quedan dos vías de acceso posibles, que son las más idóneas los padres y los educadores. A los padres no es conveniente llegar a través de campañas masivas de corte publicitario, dado que resulta peligroso emitir mensajes para todos los niveles, es fácil, de esa manera, generar confusión, excesiva alarma o falsas expectativas sobre el problema planteado, lo que de hecho, malogra estas acciones. Este razonamiento es valida en cuanto a la pasividad aplicada a los educadores, pero, en este caso, se puede llegar merced a técnicas formativo-informativas personales, a niveles supuestamente más homogéneos en el aspecto cultural y de tipos de roles a desempeñar. Los educadores, por otra parte, constituyen un medio sumamente adecuado para llegar a los padres.

 

 

            Los trabajadores de la educación, por su proximidad con los adolescentes, pueden resultar excelentes retransmisores de información correcta y veraz para sus alumnos, la que podrá o no ser volcada en forma sistemática sobre ellos, pero que, en la más modesta de las pretensiones, servirá para poder receptar precozmente y recibir y resolver correctamente las inquietudes y dudas de los educandos en esta temática, esto ultimo, solamente, ya resulta de singular utilidad, dado que los adolescentes, de no encontrar eco a sus inquietudes, recurren a otras fuentes de información, casi siempre erróneas y distorsionantes y muchas veces peligrosas.

 

 

            Los docentes motivados y con una buena preparación sobre el tema, constituyen el mejor canal para transmitir a los padres de familia esa motivación, la concientización del papel y la responsabilidad que les compete frente a sus hijos.

 

 

            Por todas estas razones son los trabajadores de la educación los receptores ideales de la capacitación que planteamos sobre el tema, entendiendo como tales no solo a maestros primarios y profesores secundarios, sino también a profesores de otros niveles, directores primarios y secundarios y, especialmente, a preceptores que son los que están más estrecha y continuadamente en contacto con los alumnos secundarios, además de contar, por lo general, con edades mas que cercanas a las de dichos alumnos, lo que les permite una comunicación mas fácil y fluida con ellos.

 

 

            Se trata, entonces, de plantear un programa de formación de educadores sobre prevención del uso indebido de drogas, el que debe sistematizarse en todos sus aspectos, sobre todo en lo que hace a su forma y contenido. Respecto a este último debe cuidarse que el enfoque incluya, con la profundidad necesaria todas las facetas del problema: histórica, médica, psicológica, legal, social, pedagógica y práctica, las que deben quedar en manos de profesionales con suficiente formación y, en especial, experiencia en el tema, lo que permitirá abarcar en forma coordinada y con un enfoque multidisciplinario, la totalidad del problema.

 

 

            Los participantes del programa serían los trabajadores de la educación, imponiéndose la obligatoriedad de cursarlos, a los directores de institutos de educación media, a los preceptores y a los maestros del 7 grado y profesores de educación física del nivel primario, cada instituto secundario deberá contar con no menos de dos docentes formados en estos cursos, quedando el resto de profesores secundarios, los profesores de otros niveles y los directores del nivel primario, con la posibilidad optativa de poder cursar. Los profesores de educación física del nivel secundario, también tendrían obligación de cursarlo.

 

 

            En cuanto al equipo encargado de programar y ejecutar estas acciones, el Estado debe aprovechar la existencia de organismos que trabajan en el tema, con buena formación y vasta experiencia en todos los aspectos del abuso o uso indebido de drogas, los que, como el caso de la división de toxicomanía de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ya están volcando su indudable y valiosa experiencia en cursos de este tipo, destinados a los docentes secundarios. 

 

 

 

 

 

Expte. D-224/86-87

 

 

 

 

 

Honorable Cámara:

 

 

            La sociedad actual experimenta un vertiginoso proceso de reformas sustanciales, que obedecen a causas profundas y que se manifiestan no solo a través de la evolución científica-tecnológica, sino fundamentalmente en las nuevas respuestas a la problemática humana, la cual se traduce en cambios en la conducta en su interacción social, especialmente en los centros cosmopolitas, en los cuales se aprecia con toda evidencia las características de la nueva sociedad de masas.

 

 

            No obstante, esta evolución social no es total. Existen aspectos que, pese a estar en alguna medida incorporados a las nuevas estructuras culturales, inexplicablemente aparecen marginados de las estructuras educativas, tanto oficiales como privadas, sea a nivel primario como de enseñanza media. Así, niños y jóvenes que habitan en la Provincia de Buenos Aires no reciben la necesaria formación psicofísica integral, en orden a su integración plena en la sociedad.

 

 

            La información atinente a las materias que a través del proyecto se intentan introducir es recibida permanentemente por quienes deben ser sus naturales destinatarios, pero en forma indirecta, desviada, asistemático y no científica, las mas de las veces distorsionadas por los medios masivos de comunicación que introducen a su respecto una visión consumista, en el marco obsoleto del sistema capitalista dependiente que padecemos< consecuencia inevitable de lo expuesto, de la deformación expresada de una educación perimida e inadecuada, es la producción permanente, pública y notoria, de ciertos desajustes personales, que en la emergencia demandan una tarea de naturaleza asistencial, para paliar las consecuencias actuales del fenómeno, pero que no atacan el fondo del problema a través de una eficaz acción preventiva de naturaleza educadora.

 

 

            Los intransigentes entendemos que existe diferencia entre información desviada e información correcta, y que a su vez existe una diferencia esencial entre la información y formación educativa, que  los niños y jóvenes deben recibir para encauzar adecuadamente su propia experiencia vital.

 

 

            La integración social del hombre, por su parte debe ser brindada básicamente a través de la escuela, instrumento idóneo de formación liberadora no solo para las nuevas generaciones, sino aun para aquellos adultos que podamos tener la posibilidad y la necesidad de acceder a la escuela para completar y perfeccionar nuestra propia educación. Y esto requiere la cobertura sistemática de los temas propuestos a través de las curriculas escolares, en orden a una acción preventiva primordial en lo social, para evitar la existencia de desvíos en las conductas humanas.

 

 

            Por las razones expuestas, este Bloque del Partido Intransigente somete a consideración de los señores diputados el adjunto proyecto de ley, para el cual solicita el voto favorable.