Fundamentos de la Ley 12561

 

 

 

 

 

Los grupos urbanos de nivel medio o económicamente inferior, en estado de precarización o pobreza estructural, así como los millones de conciudadanos que se encuentran en estado de exclusión social reclaman frente al actual contexto socio histórico políticas educativas públicas conformes al conjunto de representaciones sostenidas colectivamente como satisfactorias.

 

 

Con todo, tales demandas, mas o menos conscientes y/o estructuradas organizativamente tienen objeto de preocupación el presente y porvenir de la infancia y su inscripción en el sistema formal.

 

 

Una zona de silencio popular parece abrirse actualmente frente a la problemática educacional de los adultos.

 

 

Conforme a esta situación podrán imaginar el olvido presente a los sectores poblacionales no alfabetizados que sustentan cotidianos de sobrevivencia en un desierto político social del actual contexto.

 

 

El sistema formal, según nos refieren distintas filiales de la ONG, plantea en el presente algunos problemas de accesibilidad para aquellos que ya no siendo adolescentes ni jóvenes desearían al menos iniciar y dotarse de los rudimentos básicos de la cultura letrada de nuestra sociedad; pensemos de partida en las cargas horarias, y el impacto en la temporalidad y subjetividad de los adultos aspirantes.

 

 

De acuerdo a estadísticas oficiales (1991) en nuestra Provincia el analfabetismo comprendería un dos por ciento de la población. Sin embargo, aún cuando tal cifra aparece en contradicción con nuestras estimaciones prácticas de cara a la realidad porcentual que nuestras filiales aportan, debemos notar que no incluye el conjunto de personas reconocidas técnicamente como analfabetos funcionales.

 

 

Con todo, sea cual fuere la magnitud de la problemática, sostenemos nuestro proyecto con la claridad técnica que nuestro intento apenas podrá incidir en su reducción, no así en su dimensión cualitativa orientada a la formación política ciudadana de aquellos que se sumen a nuestra propuesta.  He ahí su valor distintivo.

 

 

Muy a menudo escuchamos decir que atravesamos momentos de crisis que traducido en términos de cotidianeidad de los sectores populares significa hambre, subocupación o simple desocupación; crisis ya no solo de los modelos económicos sino crisis de lo político mismo, mas aún, ligado a esto, crisis de sentidos, de horizontes colectivos visualizables, sujetos desencontrados, tantas veces desesperados.

 

 

Sostiene Norma Paviglianiti en su trabajo “Pobreza, Ciudadanía y Educación: Una sociedad es políticamente pobre cuando está débilmente organizada y no pasa de ser objeto de maniobras de los grupos económicos, cuando no logra construir representaciones políticas legítimas en sus procesos electorales, cuando sigue a líderes excesivamente carismáticos o caudillescos, cuando tiene una administración de lo público signada por la burocratización, por el privilegio y por la corrupción, cuando acepta un Estado como patrón o tutor de las políticas sociales y el servicio público como caridad gubernamental”.

 

 

No se puede apostar a la transformación de este estado de cosas sino apostamos a nuestra intervención para el fortalecimiento y capacitación del pueblo desde los ámbitos micro socio políticos. Es en ellos donde hombres y mujeres concretos construyen efectivamente la sociedad. El ámbito de la vida cotidiana en el campo microsocial es el ámbito, si bien atravesado por múltiples intencionalidades, de las aspiraciones humanas, la posibilidad única de conciencia, el ámbito inequívoco de construcción de la esperanza social.

 

 

El modelo neoliberal que endiosa el mercado, transforma a las personas en clientes, negándoles su carácter de ciudadanos portadores de derechos que deben ser garantizados por el Estado y defendidos -definidos por todos-.

 

 

El ciudadano no debe naturalizar que sus derechos sean convertidos en bienes que serán adquiridos o no en el ámbito de la esfera privada, de acuerdo a su suerte socioeconómica, (arancelamiento de la salud y de la educación, pérdida de los espacios públicos, etcétera ).

 

 

Quizá, a esta altura valga la pena recordar y no olvidar, al menos tres conceptos básicos, auténticos principios colectivos, forjados con el esfuerzo soberano de quienes históricamente nos anteceden: nos referimos a rescatar y reactualizar constantemente el valor de la participación popular, la solidaridad social, y la democracia con justicia y bienestar para todos los ciudadanos.

 

 

Nuestro enfoque de trabajo se orienta a reforzar la condición de sujeto de los individuos, junto con dimensionar la integridad de la situación por la que atraviesan los segmentos con los cuales trabajamos.

 

 

Nuestra posición se reconoce entonces desde los niveles de base, y dentro de éste con los adultos, centrando acciones en contextos urbanos de pobreza y/o exclusión.

 

 

En este proyecto partimos de la idea de que la educación popular no se restringe a la mera transmisión de conceptos, y menos aún, se trata de enseñara otros, por ejemplo, lo que son los derechos humanos, enseñando que son negados en la realidad. Se trata de referir sistemáticamente nuestra comprensión al campo de la experiencia singular, personal colectiva, y a partir de ella iniciar un proceso sistemático de reflexión y síntesis.

 

 

En el marco de los centros de educación popular, simultáneamente a la transmisión y ejercitación de los rudimentos básicos para el aprendizaje de la lectoescritura, el eje proyectual se orientará a la producción autónoma desde la cotidianeidad de significaciones sociopolíticas, analizadores potenciales a partir de los cuales confirmar o redireccionalizar conductas.

 

 

La producción de sentidos se inscribe en la diversidad y multiplicidad de las prácticas de los adultos, singularizadas en contextos situados; la creación o recreación de redes interpretativas en torno a diversas experiencias y categorías sociales, económicas, políticas y culturales conforman un campo de apertura crítica, una aproximación grupal por demás valiosa a la comprensión de la realidad social.

 

 

Sin duda de este modo podemos contribuir a desarrollar una estrategia desde la sociedad civil que potencia su capacidad comprensiva organizativa para proteger y mantener los derechos adquiridos y en proyección, así como todas las formas de pensamiento y vida social.

 

 

Este programa de alfabetización, formación ciudadana y derechos humanos es hoy presentado en forma conjunta por la ONG Centro Integral de la Mujer, el Niño y el Joven, la Universidad Nacional de La Plata y la Dirección Provincial de Adultos de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires.

 

 

Por todo lo expuesto y en el convencimiento que los señores legisladores sabrán valorar la importancia de lo aquí planteado, solicitamos que acompañen con su voto favorable la presente iniciativa.