Fundamentos de la

Ley 13939

 

La mayoría de los adultos pueden ser salvados del paro cardíaco cuando éste se manifiesta como taquicardia ventricular sin pulso o fibrilación ventricular.

La fibrilación ventricular se puede definir como la contracción eléctrica de las fibras cardíacas pero en el tiempo e intensidad distinto; se dice que las fibras cardíacas se encuentran en caos y el corazón tiene aspecto “agusanado“. La taquicardia ventricular sin pulso se define como cantidad de latidos que ocurren  a una frecuencia mayor de cien por minuto y sin poder ser constatado el pulso en la víctima. En ambos casos de tratamiento es el mismo: la desfibrilación precoz.

La desfibrilación eléctrica es la terapia más importante en estos pacientes, las oportunidades más significativas y los mejores resultados se observan cuando el intervalo entre la fibrilación y la desfibrilación  es corto. Un desfibrilador es un elemento que administra descarga eléctrica controlada a los pacientes para terminar con una arritmia; dicho en otros términos, libera corriente eléctrica en grandes cantidades en períodos de tiempo corto con el fin de lograr una actividad eléctrica normal.

Los desfibriladores externos automáticos liberan estas descargas eléctricas a los pacientes por medio de paletas adhesivas externas y cables, lo que permite tener las manos libres al efectuar la desfibrilación. Poseen  además la capacidad de detectar y analizar el ritmo o las características de la FV/VT. Si alguna de estas está presente avisa al operador para disparar una descarga; se los llama automáticos porque es el aparato quien analiza el ritmo cardíaco y no el operador del mismo.

El ILCOR (Internacional Liasson Cometí of Ressucitation) apoya el concepto que en muchos escenarios no hay médicos, por lo que se debiera permitir que cualquier individuo debidamente entrenado pudiere utilizar un desfibrilador automático.

Para que se pueda implementar el uso del Desfibrilador Automático fuera del ámbito hospitalario y por no profesionales de la salud, es de vital importancia realizar planes de enseñanza y entrenamiento, tratando de mantener y asegurar la calidad, diseñando además un modelo de vigilancia y fiscalización, registrado por la autoridad competente, a efectos de permitir que todos los eventos puedan ser grabados en tiempo real.

Estos programas deberán seguir una serie de pautas:

1.- Entrenamiento en el uso de estos dispositivos hacia todo el personal de los hospitales que realicen cursos de reanimación cardiopulmonar básica.

2.- Acreditación de la realización de los mismos por parte del Poder Ejecutivo.

3.- El entrenamiento tendría que incluir a policías, seguridad privada, funcionarios, salvavidas, empleados de aerolíneas, personal de lugares donde se concentra gran cantidad de público, voluntarios, etc.

            En el para cardíaco la necesidad de desfibrilar en forma temprana es clara y debe tener prioridad absoluta.

            En nuestro país aún no existe regulación que permita el uso de los mismos por parte de personas no profesionales que se encuentren previamente capacitadas para tal fin.

            Es por lo expuesto que se solicita la reforma de la Ley 10.847 y la aprobación de la misma.