Fundamentos de la Ley 13541
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La rueda fue sin duda uno de los grandes inventos que el hombre echó a rodar por el mundo para facilitar las tareas de transporte. En América no se la
conoció hasta la llegada de los europeos. Los primeros vehículos con ruedas
que se introdujeron fueron las carretas, lentas, pesadas, tiradas por bueyes,
con ejes de madera y tientos de cueros. Se constituyeron en el primer eslabón
del intercambio comercial en el virreinato y llegaron a ser, junto con el
caballo y las mulas, el medio de transporte más usual en los Siglos XVII,
XVIII y aún el XIX. Cubrían entre 20 y Hacia fines del Siglo XVIII comenzaron a introducirse lentamente algunos carruajes más livianos tirados por caballos (carrozas, volantines, galeras, calesas, sopandas, tílburis, berlinas, etc.). En Argentina las fábricas más importantes se situaban en Tucumán, aprovechando la riqueza maderera de la zona. En 1821 un empresario comenzó a fabricar en Buenos Aires “carruajes a la europea” en gran escala, sumándose después dos fabricantes, con lo que cubría todas las necesidades de transporte de personas. En un principio estaban reservados solo para las familias pudientes, pero ya hacia 1800 había tal cantidad que el virrey Avilés creó un impuesto para los mismos, y su uso se hizo popular. Al llegar el año 1948, en Buenos Aires circulaban gran cantidad de carros lecheros que iban a buscar leche al tren tambero. Los mismos eran decorados, ornamentados y con frases famosas, realizadas por fileteadores. Para realizar este trabajo, tenían en cuenta la gráfica de los billetes argentinos, grafismos, medallones, y también el uso generalizado de la lengua gótica. En los carruajes de mayor jerarquía el fileteado consistía en una sola línea, donde el mayor atractivo era el porte de su madera y sus accesorios, en otros tenía como finalidad la publicidad, promocionando la actividad que realizaban. Con el transcurso del tiempo el transporte con tracción a sangre fue reemplazado por el transporte motorizado. En el año 1996 la municipalidad de Bahía Blanca adquirió 41 de estos vehículos de colección, representativos de una etapa fundamental de la historia. Los mismos fueron reunidos a lo largo de 45 años por el escribano Eurípides A. Rivarola. Cada uno tiene un sobrenombre que se origina en la actividad que realizaba su conductor (carnicero, panadero, lechero, verdulero, etc.) o por el carácter de quien lo manejaba, o en la profesión de quien lo guiaba, como el caso del médico de campaña o de la maestra rural. La colección cuenta con: un tanque abastecedor, un toneau, tonel, volantas, jardineras, breaks, carros, chatas, charrets, y varios sulkys. De los más importantes se pueden mencionar:
Ø Ø Carro Rey Luchador: de interesantes detalles, por lo que en el año 1970 logró el primer premio en el corso de San Miguel, de la provincia de Buenos Aires.
Ø Ø Carro el Insuperable: artísticamente fileteado, era uno de los mejores que existía en el Mercado Proveedor de Abasto.
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Chata “
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Sulky “
Para que estos carros, queden como parte de la herencia que dejaran los antepasados del país, y no queden en el olvido, es que se presenta esta iniciativa legislativa para que sean integrados al patrimonio histórico-cultural ya que fueron testigos del crecimiento de esta sociedad. Además es de importancia destacar que los mismos actualmente fueron
entregados a Dicha localidad cuenta con un valorado patrimonio cultural tanto tangible (museos, inmuebles, monumentos, etc.) como intangible (usos, costumbres, significados compartidos, etc.), y con destacados paisajes naturales. Por todo lo
mencionado anteriormente y recordando que
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