Fundamentos de la

Ley 10514

 

La finalidad del presente proyecto es declarar monumento histórico y bien definitivamente incorporado al patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires, al Teatro Municipal Coliseo Podestá de la ciudad de La Plata. Considerándose al mismo, de valor testimonial, y de esencial importancia para la historia, la cultura, el arte y la arquitectura de la provincia de Buenos Aires.

Es éste, un edificio de nuestro patrimonio, que ha sido testigo privilegiado de los inicios del teatro rioplatense. Siendo su historia parte fundamental de los anales de la escena nacional, directamente relacionada a la vida y obra de los Podestá.

Es sabido que la ciudad de La Plata fue diseñada sobre la base de los principios urbanísticos, que regían a fines del siglo XIX. Las preocupaciones higienísticas despertadas como consecuencia de la ciudad industrial, habían alcanzado la conciencia de los diseñadores y urbanistas. Es así, que las anchas avenidas, las dimensiones y tamaños de las manzanas, y la proliferación de ramblas y plazas para su utilización como espacios libres y verdes, son una constante del planteo urbano elegido.

La organización espacial, se dio entonces sobre un damero cerrado, donde se ubican los usos urbanos (posibles de prever con justeza), y fue así que por su trascendencia -los reconocidos como importantes- se alojaron en el llamado eje monumental trazado ente la avenida 51 y la avenida 53. Allí aparecen por lo tanto los palacios de Gobierno, la Legislatura y la iglesia catedral. También se pensó en el edificio para la cultura teatral, y es por ello que se coloca estratégicamente en el mismo, el Teatro Argentino.

Por sobre esos cánones rígidos para hacer la ciudad, la comunidad “hace su propia ciudad”, aquella que proponen los usos, las costumbres y los lugares, y que demuestran la presencia sobre el amanzanado propuesto.

El Coliseo Podestá se ubica de esta manera en un gran solar, próximo a lo que sería en centro de la vida y las decisiones, pero totalmente desprotegido, como pieza única que es, de la voracidad inversionista y especuladora que le fue mutilando el paisaje urbano envolvente, y avanzó paulatinamente en la propiedad de su predio.

Nace en la ciudad de La Plata, el 19 de noviembre de 1886 con el nombre de Politeama Olimpo en la calle 10 entre 46 y 47, la idea del proyecto se atribuye al arquitecto uruguayo Carlos Zenhdorf  y su construcción fue realizada por la Sociedad Vicente Jordán y Cía. Su telón de boca, pintado por Bouchet, representaba a la ciudad de La Plata, surgiendo de la nada, acompañada en sus laterales por los atributos del comercio, las artes y las letras, como un prestigio iluminador del destino de la ciudad.

 Desde este momento, fue el ámbito que albergó a la gran familia de la escena y el teatro rioplatense. Pues la historia grande del teatro nacional surge, cuando los hermanos Podestá deciden “que el incipiente teatro del picadero circense, salte al tablado del escenario”.

Los Podestá se habían instalado en La Plata en 1885, en una carpa, y actuaban con el nombre de Compañía Podestá-Scotti. Se presentan por primera vez en teatro, en el Politeama 25 de Mayo, que estaba emplazado en el solar del actual Teatro Argentino y es así que en 1897 José Podestá -el legendario Pepino el 88- impulsa a sus hermanos al adquirir, en remate público efectuado por el Banco Hipotecario de la provincia de Buenos Aires, el Politeama Olimpo. A partir de este momento la familia Podestá y su teatro ingresan a la historia grande de las candilejas.

En 1913 José Podestá compra a sus familiares, los derechos y se hace cargo de la hipoteca, quedando como único propietario. “Cumplí con el afán de toda mi vida, tener un teatro propio” dijo entonces “todos mis desvelos, mi trabajo y mis ahorros fueron esclavos de este deseo”.

El Politeama Olimpo cierra sus puertas en 1920, procediéndose a su remodelación, bajo la dirección del arquitecto Guillermo Ruotolo y la ejecución de la empresa Liotta-Domenicantonio. Dicha intervención consistió en acondicionar la sala otorgándole mayor confort, se eliminó la mayor parte de la primitiva construcción de madera, suprimiéndose los antepalcos y se reemplazó el antiguo piso móvil, por el que encontramos actualmente. Una vez finalizada esta remodelación, se reabre con el nombre de Coliseo Podestá (Homenaje que el actor hacía a su padre) ofreciéndose en la función de ese día “La barra provinciana” “Flor de trapo” y “Gracia plena”.

En su sala se fueron sucediendo importantes espectáculos de variado género. José Podestá, creador y protagonista del famoso “Juan Moreira”, estrena cantidad de obras que perdurarían en el tiempo. Desfilan por sus tablas famosos artistas, tal como Margarita Xirjú, Marian Andreson, Arthur Rubinstein, Lola Membrives, etc. Su perfecta acústica, permite poner en escena, las óperas que se estrenaban en el Teatro Colón de Buenos Aires. Se constituye así el teatro, en centro de notable proyección cultural y artística, siendo punto de reunión de pintores y profesionales. Todas las ramas del arte encontraron en él, el hogar seguro y fecundo para sus realizaciones.

Al desaparecer en 1937 José Podestá, se hace cargo del edificio la empresa A. I. A. que incorpora una cabina cinematográfica comenzando su declinación como teatro, situación que culmina cuando la empresa Lavalle clausura el escenario y los camarines. Es en ese momento, cuando se realiza una de las más inexplicables amputaciones, ya que se recubre la pintura original que acompañaba la riqueza de su ornamentación, con una capa uniforme de color gris, salvándose únicamente los frescos y la tela del cielorraso de la sala. Se remataron las butacas originales de la misma, de la planta baja, omitiéndose gracias a Dios, las de las dos bandejas superiores. Por último y para completar el destrozo, se agregaron sanitarios en la planta baja y primer piso sin respetar el estilo original. De allí en adelante el edificio quedó a merced del abandono, las filtraciones, la humedad ascendente y la total obsolescencia de sus instalaciones

complementarias; mancillándose su historia y su orgullo, ante la mirada indiferente de los hijos de la ciudad, que no reaccionaban, frente a tamaña injusticia y la voracidad destructora de los que, con la pantalla del “progreso”, alguna vez pensaron en demolerlo.

 Sin embargo en 1940 se había comenzado un largo período de conversaciones con autoridades provinciales, para que el Estado se haga cargo del inmueble, que culminan en 1947 con la expropiación destinada al Ministerio de Educación que -cosas del destino- queda sin efecto al poco tiempo ante una ley nacional. Se inicia entonces un nuevo período de destrucción y olvido que finaliza en 1974, cuando, como consecuencia del resultado de la campaña “pro-recuperación del Coliseo Podestá” se aprueba la Ley 8.259 el 22 de octubre, incluyendo la recomendación para declararlo monumento histórico. La falta de fondos hace fracasar el intento.

El problema sigue sin solución y se agrava por la dolorosa pérdida que significó, para la ciudad y la provincia, el incendio del Teatro Argentino en 1976.

Pasan los años y el Coliseo permanece cerrado, destruyéndose paulatinamente para colmo, por nota DA-297 del Ministerio de Educación  agregada al expediente 2.100-27.281/74 y sus agregados 2.600-5.3467/76 alcance 1 y 5.100-4.191/77, se comunica a la municipalidad de La Plata que la declaratoria debía reputarse abandonada de conformidad a lo dispuesto por el artículo 47 de la Ley 5.708.

Corría el mes de abril de 1977, el oscurantismo y la muerte se había enseñoreado de la ciudad.

Se repara en la injusticia plasmada en la citada nota, el día 6 de abril de 1981 en que la municipalidad de La Plata adquiere el inmueble por escritura efectuada ante el escribano Valentín Egusquiza, asentada en el Registro de la Propiedad, en la matrícula 136.902.

En mayo de 1983 y ante la amenaza de su demolición, la Comisión de Preservación del Patrimonio Municipal toma intervención iniciándose en este momento, la marcha del plan de preservación y puesta en valor del edificio.

El gobierno de la democracia, a partir de diciembre de 1983, toma como bandera la reconstrucción, haciéndose reaparecer de entre sus cenizas como el Ave Fénix al viejo teatro, destinando sus esfuerzos  y sus recursos para la recuperación. Lo encuentra destrozado, escondido y desfigurado en la heterogénea masa construida a su alrededor, sólo su sala guarda la noble tradición de su historia, tan arraigada a la memoria colectiva de un pueblo, que ve en él, el ámbito donde se guardan sus más caros recuerdos: los bailes populares de carnaval, el circo, los Podestá y su magia particular, las veladas de gala, en síntesis, la historia cultural de una gran ciudad.

Se efectúa entonces un real balance positivo, donde el conjunto de tareas, inversiones y desvelos tiende a la puesta en valor y refuncionalización del Coliseo Podestá, que culminará el 19 de noviembre de 1986 al cumplirse los 100 años de su inauguración.

Esa noche, al encenderse las luces del remozado escenario quedarán atrás y para siempre, “el expresivo silencio de las cortinas bajas, las descascaradas pinturas de los frentes y los repetidos grises de los salones”. El centenario teatro, dirá como todos los proscriptos de la historia: “Decíamos ayer” y reiniciará sus clases de arte, de cultura, de historia, de arquitectura, de vida. El esfuerzo revitalizador, de la democracia de la Argentina nueva, habrá dado para las generaciones presentes y futuras, una de sus más brillantes realizaciones al servicio de la cultura popular.

Es por lo expuesto, en reconocimiento a la notable tarea efectuada por la municipalidad de La Plata, y como muestra de gratitud, hacia la ciudad que tanto ha dado a los hijos de esta provincia, que solicito de esta Honorable Cámara la aprobación del presente proyecto de ley.