Fundamentos de la
Ley 10514
La finalidad del presente
proyecto es declarar monumento histórico y bien definitivamente incorporado al
patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires, al Teatro Municipal
Coliseo Podestá de la ciudad de
Es éste, un edificio de nuestro patrimonio, que ha sido testigo privilegiado de los inicios del teatro rioplatense. Siendo su historia parte fundamental de los anales de la escena nacional, directamente relacionada a la vida y obra de los Podestá.
Es sabido que la ciudad de
La organización espacial, se dio
entonces sobre un damero cerrado, donde se ubican los usos urbanos (posibles de
prever con justeza), y fue así que por su trascendencia -los reconocidos como
importantes- se alojaron en el llamado eje monumental trazado ente la avenida
51 y la avenida 53. Allí aparecen por lo tanto los palacios de Gobierno,
Por sobre esos cánones rígidos para hacer la ciudad, la comunidad “hace su propia ciudad”, aquella que proponen los usos, las costumbres y los lugares, y que demuestran la presencia sobre el amanzanado propuesto.
El Coliseo Podestá se ubica de esta manera en un gran solar, próximo a lo que sería en centro de la vida y las decisiones, pero totalmente desprotegido, como pieza única que es, de la voracidad inversionista y especuladora que le fue mutilando el paisaje urbano envolvente, y avanzó paulatinamente en la propiedad de su predio.
Nace en la ciudad de
Desde este momento, fue el ámbito que albergó a la gran familia de la escena y el teatro rioplatense. Pues la historia grande del teatro nacional surge, cuando los hermanos Podestá deciden “que el incipiente teatro del picadero circense, salte al tablado del escenario”.
Los Podestá se habían instalado
en
En 1913 José Podestá compra a sus familiares, los derechos y se hace cargo de la hipoteca, quedando como único propietario. “Cumplí con el afán de toda mi vida, tener un teatro propio” dijo entonces “todos mis desvelos, mi trabajo y mis ahorros fueron esclavos de este deseo”.
El Politeama Olimpo cierra sus puertas en 1920, procediéndose a su remodelación, bajo la dirección del arquitecto Guillermo Ruotolo y la ejecución de la empresa Liotta-Domenicantonio. Dicha intervención consistió en acondicionar la sala otorgándole mayor confort, se eliminó la mayor parte de la primitiva construcción de madera, suprimiéndose los antepalcos y se reemplazó el antiguo piso móvil, por el que encontramos actualmente. Una vez finalizada esta remodelación, se reabre con el nombre de Coliseo Podestá (Homenaje que el actor hacía a su padre) ofreciéndose en la función de ese día “La barra provinciana” “Flor de trapo” y “Gracia plena”.
En su sala se fueron sucediendo importantes espectáculos de variado género. José Podestá, creador y protagonista del famoso “Juan Moreira”, estrena cantidad de obras que perdurarían en el tiempo. Desfilan por sus tablas famosos artistas, tal como Margarita Xirjú, Marian Andreson, Arthur Rubinstein, Lola Membrives, etc. Su perfecta acústica, permite poner en escena, las óperas que se estrenaban en el Teatro Colón de Buenos Aires. Se constituye así el teatro, en centro de notable proyección cultural y artística, siendo punto de reunión de pintores y profesionales. Todas las ramas del arte encontraron en él, el hogar seguro y fecundo para sus realizaciones.
Al desaparecer en 1937 José Podestá, se hace cargo del edificio la empresa A. I. A. que incorpora una cabina cinematográfica comenzando su declinación como teatro, situación que culmina cuando la empresa Lavalle clausura el escenario y los camarines. Es en ese momento, cuando se realiza una de las más inexplicables amputaciones, ya que se recubre la pintura original que acompañaba la riqueza de su ornamentación, con una capa uniforme de color gris, salvándose únicamente los frescos y la tela del cielorraso de la sala. Se remataron las butacas originales de la misma, de la planta baja, omitiéndose gracias a Dios, las de las dos bandejas superiores. Por último y para completar el destrozo, se agregaron sanitarios en la planta baja y primer piso sin respetar el estilo original. De allí en adelante el edificio quedó a merced del abandono, las filtraciones, la humedad ascendente y la total obsolescencia de sus instalaciones
complementarias; mancillándose su historia y su orgullo, ante la mirada indiferente de los hijos de la ciudad, que no reaccionaban, frente a tamaña injusticia y la voracidad destructora de los que, con la pantalla del “progreso”, alguna vez pensaron en demolerlo.
Sin embargo en 1940 se había comenzado un
largo período de conversaciones con autoridades provinciales, para que el
Estado se haga cargo del inmueble, que culminan en 1947 con la expropiación
destinada al Ministerio de Educación que -cosas del destino- queda sin efecto
al poco tiempo ante una ley nacional. Se inicia entonces un nuevo período de
destrucción y olvido que finaliza en 1974, cuando, como consecuencia del
resultado de la campaña “pro-recuperación del Coliseo Podestá” se aprueba
El problema sigue sin solución y se agrava por la dolorosa pérdida que significó, para la ciudad y la provincia, el incendio del Teatro Argentino en 1976.
Pasan los años y el Coliseo
permanece cerrado, destruyéndose paulatinamente para colmo, por nota DA-297 del
Ministerio de Educación agregada al
expediente 2.100-27.281/74 y sus agregados 2.600-5.3467/76 alcance 1 y
5.100-4.191/77, se comunica a la municipalidad de
Corría el mes de abril de 1977, el oscurantismo y la muerte se había enseñoreado de la ciudad.
Se repara en la injusticia
plasmada en la citada nota, el día 6 de abril de 1981 en que la municipalidad
de
En mayo de 1983 y ante la amenaza
de su demolición,
El gobierno de la democracia, a partir de diciembre de 1983, toma como bandera la reconstrucción, haciéndose reaparecer de entre sus cenizas como el Ave Fénix al viejo teatro, destinando sus esfuerzos y sus recursos para la recuperación. Lo encuentra destrozado, escondido y desfigurado en la heterogénea masa construida a su alrededor, sólo su sala guarda la noble tradición de su historia, tan arraigada a la memoria colectiva de un pueblo, que ve en él, el ámbito donde se guardan sus más caros recuerdos: los bailes populares de carnaval, el circo, los Podestá y su magia particular, las veladas de gala, en síntesis, la historia cultural de una gran ciudad.
Se efectúa entonces un real balance positivo, donde el conjunto de tareas, inversiones y desvelos tiende a la puesta en valor y refuncionalización del Coliseo Podestá, que culminará el 19 de noviembre de 1986 al cumplirse los 100 años de su inauguración.
Esa noche, al encenderse las
luces del remozado escenario quedarán atrás y para siempre, “el expresivo
silencio de las cortinas bajas, las descascaradas pinturas de los frentes y los
repetidos grises de los salones”. El centenario teatro, dirá como todos los
proscriptos de la historia: “Decíamos ayer” y reiniciará sus clases de arte, de
cultura, de historia, de arquitectura, de vida. El esfuerzo revitalizador, de
la democracia de
Es por lo expuesto, en
reconocimiento a la notable tarea efectuada por la municipalidad de