Fundamentos de la Ley 12448

 

 

Curiosamente, los pueblos que más han avanzado en el contexto de la humanidad son aquellos que han sabido preservar con mayor celo su patrimonio cultural, es decir, esa característica peculiar de hacerlos distintos a otros pueblos.

Todos entendemos que gracias a la tecnología, la economía y los medios masivos de comunicación hoy integramos lo que se dio en llamar -según el sociólogo Aníbal Ford- La Aldea Global. Sí, globalizados, pero nunca perdiendo el carácter de aldea que nos llevaría a la disgregación cultural al uniformarnos en cuestiones que nunca podría explicar la historia de cada pueblo y la comprensión de sus mismo símbolos y tradiciones, que no es otra cosa que la definición de Nación, como ente cultural.

Y en esta retahíla de recuerdos vivos, debe figurar el rescate de una forma muy particular de expresión para el teatro criollo y, más abarcativamente, nacional. Ella es la escenificación en un circo de una obra teatral. Ese guión adaptado para su representación en el circo fue el que hiciera famoso Eduardo Gutiérrez al escribir su "Juan Moreira". La identificación popular fue inmediata, un gaucho perseguido, maltratado por una mal llamada ley, y por lo tanto expresándose en una rebelión con causa justificada, de la cual fundamentalmente la gente del interior provinciano se hacía carne.

Y así fue como la compañía italiana de los hermanos Carlo, en su afán únicamente empresario no entendieron por qué en los pueblos del interior -y no tan interior- no eran interesantes los espectáculos circenses, les faltaba algo. Y ese algo era lo más representativo de la cultura popular criolla: el gaucho retobado y justiciero, el héroe de carne y hueso que con su sentido de lo bueno y lo deleznable iba a poner las cosas en su lugar.

Los hermanos Carlo hubieran resultado ridículos con su acento italiano que incorporan al circo una obra teatral con un gaucho cocoliche. Así fue como se convocó a alguien que desde su infancia, junto a su familia, estaba relacionado con las lides acrobáticas y actorales: José Podestá, Don Pepe. Éste, montado a caballo y con su estampa criolla, sí configuraba un gaucho creíble y en el cual el hombre simple de pueblo podía encontrar una acertada identificación.

Surge, entonces, dentro de la estructura de espectáculo del circo -en un primer momento- la pantomima, es decir, gauchos que peleaban con un facón antecediendo el fondo de un telón, pero sin hablar, salvo de vez en cuando algún sonido gutural.

Hasta que un espectador francés les preguntó a los Podestá qué habían querido decir con tal o cual fragmento de la obra. El extranjero les debe haber dicho "así como me lo explican a mí por qué no lo representan dialogando en público". Entonces Don Pepe tuvo que convencer a Gutiérrez para que escribiera el guión adaptado de "Juan Moreira" para el teatrocirco, neologismo inventado por José Podestá y que así lo refiere en sus memorias para aludir al tipo especial de teatro criollo en la pista de un circo que ellos había dado vida.

Si bien antes habían recorrido el interior provinciano, solo se animaron -después de muchos ensayos a ponerlo en escena el 10 de abril de 1886 en el entonces, pueblo de Chivilcoy, dando inicio así a este género actoral tan particular que es el teatrocirco, siendo único en el mundo entero, para orgullo de los bonaerenses e identificación artística de los argentinos.

Por ello también es que habría que revisar bien los programas del conservatorio donde se forman nuestros trabajadores teatrales. Dicho por muchos actores profesionales, comienzan hablando de Brecht, Strasberg, Grotowski, Joyce, Stanislavski, sin llegar jamás a mencionar a Eduardo Gutiérrez, José Hernández, Roberto Payró o José Podestá. Sin que esto implique ningún favorecimiento o pleitesía especial de los segundos en detrimento de los primeros. Lo universal es correctísimo, pero nunca olvidemos nuestras raíces nacionales, puesto que "describe tu aldea y describirás al mundo".