Fundamentos de la Ley 13574
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Si se analiza el contexto mundial en las últimas décadas, el sostenido crecimiento de la participación femenina en el mercado de trabajo ha sido explicado por la importante lucha de los movimientos de mujeres en la creación de una conciencia de género para enfrentar situaciones de discriminación y subordinación que prosperaron decisivamente con la expansión de la educación y con cambios en la concepción del lugar de las mujeres en la sociedad. En Argentina el derecho al trabajo receptó
tempranamente estos conceptos, por ello En la provincia de Buenos Aires, se
sancionó Además, en países como el nuestro, el cambio en el rol de la mujer ha sido muy importante como mecanismo de ajuste y compensación para sostener el ingreso familiar ante el fuerte aumento de la desocupación entre los varones jefes de hogar propio de los procesos macroeconómicos del “ajuste estructural”. En el marco de un fenómeno acelerado de destrucción de puestos de trabajo en actividades dinámicas ligadas al sector secundario y terciario, las mujeres se vieron compelidas a entrar en el mercado laboral para completar los bajos salarios de sus cónyuges o, en muchos casos, reemplazarlos. Eso se evidencia en los índices comparativos de crecimiento de la participación femenina en la población económicamente activa durante los últimos 10 años. Pareciera existir una relación entre el empeoramiento de las condiciones laborales para los hombres y el aumento de hogares con jefatura femenina. De Este escenario ha incidido en las mujeres de manera especial, no sólo por la reducción de bienes y servicios provistos por el estado y las restricciones del mercado laboral, con el consiguiente aumento de su carga de trabajo, sino porque los niveles de ocupación y subocupación de la población femenina marcan una tendencia desfavorable con respecto a su par masculino. Los cambios económico-sociales y las modificaciones en los modelos de familia, producto de la irrupción masiva de la mujer en el mercado laboral, la redefinición de roles y responsabilidades de las unidades domésticas en el mundo público, han enfrentado a las mujeres a nuevas situaciones particulares y diversas, promoviendo una participación más intensa -no exenta de dificultades-, en lo laboral, comunitario, educacional y en mayor medida en ámbito político. Desde el punto de vista del desarrollo, los cambios otorgan una mayor visibilidad de las estrechas relaciones entre producción y reproducción del trabajo promoviendo, en consecuencia, variadas formas de cuestionamiento a la tradicional separación entre trabajo y familia. La transformación de las mujeres en generadoras de ingresos familiares ha significado una flexibilización de la división sexuada del trabajo, sin una modificación sustancial de la misma. Ello tiene un alto costo para las mujeres, porque su participación económica fuera o dentro del hogar, no las libera de la carga doméstica. El tiempo siempre ocupado de las mujeres en trabajos dentro y fuera de la casa, no permite sino con un gran esfuerzo, su inserción activa en el espacio de ejercicio colectivo de la ciudadanía. En el mundo del trabajo ello ha permitido
desarrollar el concepto de Durante la década de los noventa las mujeres que mayor impacto de la crisis recibieron fueron las ejecutoras de numerosos planes sociales que se formularon en la esfera pública y que tenían como beneficiarios a otros grupos familiares y a niños. De esta forma ejercieron en “matemaje social”, utilizaron la capacidad de reproducir los roles que históricamente le fueron adjudicados en el mundo doméstico (la atención del hogar) vinculados a la reproducción material y simbólica de la vida en el manejo de problemáticas territoriales más amplias ligadas a mejorar las condiciones de reproducción de hogares en situación de pobreza extrema; donde, con mayor contundencia, se destacan los roles de cuidado y contención de niños y adolescentes de madres “ocupadas” en el ámbito de la economía periférica o social. Las mujeres de los sectores populares, que sostienen esa economía en simultáneo con el trabajo de ejecutar programas sociales donde -por lo general- las estereotipan en su rol doméstico y maternal, que contribuyen a la supervivencia como trabajadoras ad hoc y administradoras de los escasos recursos de que dispone la unidad doméstica, deberían hoy más que nunca, compartir espacios de poder dentro del colectivo mayor de los excluidos y participar de negociaciones políticas y liderazgos, desde una concepción de género que les permita desplegar y socializar demandas y estrategias diferentes que incorporen sus reivindicaciones puntuales. Es por todo lo anterior que desde lo reivindicativo y teniendo en cuenta que las condiciones de lucha por una ciudadanización de lo diferente que nunca se ha inscripto en escenarios legislativos en estos aspectos, cabría el retorno a la discusión que rescate la visibilización de los estereotipos de género naturalizados y deconstruya un modelo de reproducción, que ha dado como resultado una sociedad desigual, excluyente y asimétrica. Este proyecto de ley pretende, no solo normatizar e integrar dentro de políticas sociales inclusivas y abarcadoras los servicios efectivos de promoción y atención e la niñez ya legitimados desde órganos ejecutivos; sino que, fundamentalmente, pretende incluir, dar reconocimiento y cualificar aquellos servicios de promoción de la niñez que fácticamente actúan en el marco de la economía social y solidaria (comedores, merenderos, madres cuidadoras, club de niños, etc.); conteniendo un porcentaje mayoritario de los niños en situación de vulnerabilidad de nuestra Provincia. Adviértase que la problemática señalada tiene cuatro variables desde las cuales ser analizada: a) desde los derechos de la madre trabajadora; b) desde el interés superior del niño a su protección y cuidado desde el nacimiento hasta los 4 años; c) desde la educación; d) desde la situación generada por la creación efectiva de varios centenares de sistemas. Los derechos de la madre trabajadora. Es
oportuno citar legislación vigente sobre la materia: El interés superior del niño. El enfoque educativo. En este sentido la
ley 11.612 de Educación de La situación generada por la creación efectiva de varios centenares de sistemas ha provocado la superposición de servicios estatales, públicos, comunitarios, privados y mixtos, así como dispersión de recursos, inequidad en la administración de los mismos, incongruencia de criterios y desigualdad en la calidad de los servicios. En síntesis, nos encontramos frente a una suerte de “anomia social” que legitima la naturalización de la desigualdad. Entendiendo que por ley se consagra el interés superior del niño que universaliza el derecho a recibir el servicio de atención y cuidado en condiciones de igual calidad, así como, el derecho de los padres trabajadores con responsabilidades familiares; y entendiendo que la recomposición organizativa social que devino de los modelos sociales excluyentes instituidos por el “ajuste estructural” supuso de modo necesario el surgimiento de formaciones económicas alternas e informales para garantizar la subsistencia de grandes colectivos sociales -con sus correspondientes servicios ad hoc y no contemplados en legislación alguna- de atención a la niñez; es necesario reparar esas graves condiciones de desigualdad. Es por todo lo expuesto que solicitamos a los señores legisladores que acompañen con su voto favorable el presente proyecto de ley.
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