FUNDAMENTOS DE LA LEY 14932

”Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros: lo hemos sido hasta el hambre. Nos pidieron que aguantáramos un invierno: hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos: así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que “participemos”.

Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de la lucha.”

(Mensaje a los trabajadores y al pueblo: 1 de mayo de 1968. CGT de los Argentinos)

Señor presidente;

Por el presente proyecto de ley, concurrimos ante esta Honorable Cámara para expresar nuestro reconocimiento, nuestra admiración a la trayectoria de dirigente sindical, político y social del Sr. Raimundo Ongaro. Un bonaerense, nacido en Mar del Plata, el 13 de febrero de 1924 y fallecido recientemente, el 1 de agosto, a los 92 años en Los Polvorines, partido de Malvinas Argentinas.

De padres italianos, realizó el preescolar, la primaria y la enseñanza técnica como pupilo en colegios confesionales. Con 18 años, comenzó a trabajar en 1943 como linotipista en los talleres Guillermo Kraft, y en la misma fecha comenzó su actividad sindical en la Federación Gráfica Bonaerense (FGB).

A comienzos de la década del 50 se casó con Elvira Isabel Caruso, con quien tuvo tres hijos varones, y la familia se instaló en una casa en Los Polvorines, comprada con un crédito hipotecario.

En setiembre de 1955 fue elegido secretario de la Agrupación Gráfica Sindical, Lista Verde de los gráficos. Entre 1955 y 1966 aquella lista integró las 62 Organizaciones, y con la división a comienzos de 1966, integró las 62 de Pie. Lideró desde el gremio de los gráficos la resistencia peronista de los gobiernos militares que se sucedieron desde 1955.

En noviembre de 1966 la Lista Verde ganó las elecciones en la FGB y Ongaro fue elegido secretario general del sindicato, presidente de la Federación Argentina de Trabajadores de Imprenta (FATI) y congresal en la CGT: Allí comenzó su historia pública.

Ongaro junto con su gremio fueron una pieza fundamental, en 1968, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, cuando queda conformada una nueva central sindical, la CGT de los Argentinos, planteada como una alternativa a las facciones participacionista –encabezada por Augusto Timoteo Vandor, que estaba dispuesto a pactar con el gobierno de facto aún después de que éste reprimiera violentamente la huelga general de marzo de 1967. Su acción con la CGT de los Argentinos fue representativa del ala revolucionaria del peronismo, en la línea inaugurada por John William Cooke; estuvo ligado a dirigentes sindicales peronistas y fue parte de una generación de dirigentes que confluyeron en la resistencia del peronismo a las dictaduras de Aramburu y Onganía y a la proscripción electoral del Movimiento Nacional Justicialista. La CGT de los Argentinos fue la primera experiencia de unidad entre los sectores del trabajo, los estudiantes, y los intelectuales, desde esa experiencia Ongaro compartió tribuna y debates con periodistas y escritores como Rodolfo Walsh, Horacio Verbitsky y Rogelio García Lupo y a artistas gráficos como Ricardo Carpani, Fernando Pino Solanas y el vanguardista Grupo Cine Liberación. Con Walsh había colaborado en varios textos, y artículos conjuntos habían visto la luz en la revista Cristianismo y Revolución.

En sus tres o cuatro años de existencia efectiva, la CGTA intentó ser también en su práctica cotidiana ese ámbito de convergencia. Lo consiguió, de manera parcial, incompleta, y a veces conflictiva. También fue un punto de encuentro en la acción entre ese activismo y grupos de intelectuales, profesionales y artistas. El semanario de CGTA se convirtió en un instrumento central de ese encuentro. Llegó a tirar un millón de ejemplares y sus páginas sirvieron, por ejemplo, para editar por primera vez, dividida en varias notas, la investigación de Walsh sobre el asesinato del dirigente metalúrgico de Avellaneda Rosendo García, el “¿Quién mató a Rosendo?”.

Los documentos de los diferentes congresos que realizó o en los que participó la CGT de los Argentinos, son un parte insoslayable de la historia del movimiento obrero argentino: “Olvidaron que los trabajadores no pueden ni deben mantenerse al margen de los problemas fundamentales de la vida nacional.” “Olvidaron que la política del gobierno contraría los intereses de la clase trabajadora.” “Toleraron los avances incesantes de los monopolios que rigen la economía del país, arruinando a las empresas nacionales, especulando con la desocupación que abarata la mano de obra, envileciendo los salarios.” Tales eran las definiciones que sobre esa etapa concluían en los documentos de esta central, muchas de estas consignas siguen aún vigentes y nos dan una dimensión real de las largas luchas de los trabajadores, en nuestra historia.

Ongaro y la CGTA dio apoyo al alzamiento del Cordobazo, entre el 28 y el 30 de mayo de 1969. El 30 de junio del mismo año, pocas horas después de la muerte de Vandor, fue encarcelado por el gobierno militar al igual que Agustín Tosco y Elpidio Torres, las principales figuras del Cordobazo. Estaría preso varios años, y a su salida organizaría el movimiento llamado Peronismo de Base. Fue reelecto secretario general de la CGTA en el Congreso de los Compañeros, realizado clandestinamente en julio de 1970 en Wilde, Avellaneda.

El 15 y 16 de setiembre de 1974, creó desde el Ingenio Bella Vista de Tucumán junto a dirigentes de esa época –Gonzalo Negro Chávez, Agustín Tosco, Atilio Santillán, Jorge Fernando Di Pascuale, Roberto Gringo Lopresti, Alberto Piccinini, Omar Turco Cherri, Francisco Barba Gutiérrez entre otros- la Coordinadora de Gremios, Comisiones Internas y Fábricas en Conflicto que desarrollaba huelgas en la FOTIA, Saiar, Matarazzo, Luz y Fuerza de Córdoba, Acindar, Propulsora Siderúrgica, Gatic y otras. Esta reunión fue la última de la CGT de los Argentinos, representada por José López Rega, llevarían a Raimundo Ongaro de nuevo a la cárcel en 1975; estando detenido a disposición del Poder Ejecutivo conforme al estado de sitio recibió la noticia de que uno de sus hijos, Alfredo Máximo, había sido asesinado por la Triple A. Tras acciones infructuosas contra otros de sus familiares, los siguió el exilio, donde permaneció hasta la restauración de la democracia.

En 1984 regresó a la Argentina, retomando la actividad sindical. Con su gremio fue uno de los primeros en apoyar la recuperación de fábricas por parte de trabajadores gráficos tras la crisis económica de 2001, defendiendo la ocupación de las fábricas cerradas y la entrega de las mismas a los trabajadores, con experiencias exitosas.

En la biografía de este dirigente se condensan como en pocas las alegrías y las tragedias de la historia reciente del Movimiento Obrero Argentino, con todas sus vicisitudes. Nos dejó como legado su propia historia, la del sindicalista que defendió consecuentemente los intereses de los trabajadores, que sufrió persecución y ataques y que murió en la misma sencillez con que había empezado su carrera como dirigente sindical.

“Ongaro eligió partir con su ejemplo en el momento justo, para dejar en falta a los cobardes y despertar definitivamente a los valientes”, con esa frase lo despidió con mucho pesar un compañero y creo que resume el sentimiento de muchos que conocieron de su trayectoria como dirigente y militante.

Por el interés común que representa la preservación de la memoria y los protagonistas de la historia de nuestra nación y de nuestra provincia, en reconocimiento a quien n vida fuera un bonaerense dedicado completamente a lograr el bienestar de su prójimo es que solicito a los señores legisladores acompañen con su voto el siguiente proyecto de ley.