FUNDAMENTOS DE LA LEY 14794

El presente proyecto de ley propone la implementación de un "Programa Provincial para la Certificación de Áreas Cardioprotegidas" con el fin de lograr un eficiente acceso público a la Resucitación Cardiopulmonar (RCP) y la desfibrilación con Desfibriladores Automáticos Externos (DEA), con la exigencia de permanencia y mantenimiento de los mismos en lugares de acceso público y concurrencia masiva. Tiene como objeto contribuir a la disminución de la mortalidad cardiovascular, poniendo a disposición pública el acceso a la reanimación y a la desfibrilación externa automática en caso de paro cardiorrespiratorio (PCR), impulsando un cambio en el manejo de la muerte súbita y generando conciencia y entrenamiento permanente en técnicas actualizadas de resucitación.

Según la Organización Mundial de la Salud las Enfermedades Cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en todo el mundo. Cada año mueren más personas por ECV que por cualquier otra causa. Se calcula que en el 2004 murieron por esta causa 17,3 millones de personas, lo cual representa un 30% de todas las muertes registradas en el mundo; 7,3 millones de esas muertes se debieron a la cardiopatía coronaria, y 6,2 millones a los Accidentes Cerebro Vasculares (ACV). Las muertes por ECV afectan por igual a ambos sexos, y más del 80% se producen en países de ingresos bajos y medios. Se calcula que en el 2030 morirán cerca de 23,6 millones de personas por ECV, sobre todo por cardiopatías y ACV, y se prevé que sigan siendo la principal causa de muerte.

Los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales suelen ser fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro. La causa más frecuente es la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro. Los ACV también pueden deberse a hemorragias de los vasos cerebrales o coágulos de sangre.

En coincidencia con lo enunciado por la OMS, en nuestro país, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte prevenible y provoca alrededor de 100.000 muertes anuales. Según el estudio argentino PRISMA, publicado en la Revista Argentina de Cardiología en el año 2006, la incidencia de muerte súbita en mayores de 18 años es de 73 casos por cada 100.000 habitantes por año. El 49% de estas muertes no tiene antecedentes cardiovasculares, y el 70% se producen fuera de los hospitales.

Por otro lado en Argentina un 10% de la población fallece a causa de la llamada muerte súbita y un 20% de la población sana desconoce o no sabe que puede morir súbitamente por esta causa.

La muerte súbita puede afectar a personas de cualquier edad, sexo, estado físico y no necesariamente está asociada a enfermedades cardíacas previas, aunque en la mayoría de los casos corresponde a un corazón enfermo.

La muerte súbita es la muerte resultante de una pérdida abrupta de la función cardíaca sin aviso previo, donde el corazón ya no es capaz de bombear sangre al cerebro y al resto del organismo, produciendo en la mayoría de los casos el fallecimiento casi inmediato de la persona.

El tiempo y la forma de la muerte son inesperados y se produce en menos de una hora luego del inicio de los síntomas, los cuales son inespecíficos (mareos, falta de aire, dolor precordial, palpitaciones)

La mayoría de los paros cardíacos que llevan a la muerte súbita ocurren cuando los impulsos eléctricos generados en un corazón enfermo provocan alteraciones del ritmo (arritmia) muy importantes como la taquicardia o fibrilación ventricular, capaces de provocar que el corazón deje de latir repentinamente.

En la población general, más de la mitad de las muertes por enfermedades cardiovasculares son por muerte súbita cardíaca y estas situaciones se producen cuando existen factores de riesgo tales como antecedentes de infarto previo, insuficiencia cardíaca, miocardiopatía chagásica, diabetes, colesterol alto, hipertensión, obesidad, tabaquismo, muerte súbita en la familia.

Cuando una persona presenta muerte súbita, es decir que no responde y no respira, se encuentra atravesando un paro cardiorrespiratorio.

En estos casos el corazón no late coordinadamente porque se encuentra en estado de "fibrilación ventricular", pero además los órganos nobles como el cerebro y el corazón dejan de recibir oxígeno, razón por la cual por cada minuto que pasa, la tasa de supervivencia disminuye entre 7% y 10% si no se proporciona RCP.

Por el contrario, realizando el tratamiento inmediatamente la disminución de la tasa de supervivencia es más gradual y el promedio pasa a ser de entre 3% y 4% por minuto. Esto quiere decir que la RCP puede duplicar o triplicar la sobrevida.

Por otro lado, las personas a las cuales se les realiza inmediatamente RCP pueden sobrevivir con su función neurológica intacta, más aún cuando la desfibrilación temprana se lleva a cabo con los DEA entre 5 y 10 minutos después del colapso.

La American Heart Association (AHA), es la entidad con mayor prestigio en el mundo en lo referido a la investigación y la prevención de enfermedades cardiovasculares y en la normatización de maniobras de Resucitación Cardiopulmonar (RCP). La Fundación Cardiológica Argentina representante en la Argentina de la AHA, en lo que respecta a resucitación cardiopulmonar, dice que la rápida acción en los primeros minutos tras un paro cardiorrespiratorio, son de vital importancia para la sobreviva y si se aplica RCP y desfibrilación dentro de los primeros tres minutos, las posibilidades de arribar con vida a un hospital se acercan al 60%. Por otro lado agrega que el rápido inicio de maniobras de reanimación y la utilización de un desfibrilador puede ser la diferencia entre la vida o la muerte de una persona dado que pasados los 10 minutos del paro, las posibilidades de sobrevivir se reducen casi a cero. Si la fibrilación ventricular, un ritmo cardíaco seriamente anormal o arritmia, no fuera tratada con desfibrilación en ese lapso de tiempo, se transformaría en asistolia, lo que significa que el corazón ha muerto.

Diversos países de Europa así como también Uruguay ya cuentan con esta legislación que garantiza la permanencia y el mantenimiento de este tipo de equipos en los lugares de acceso público y masiva concurrencia. Cuando se los utiliza en forma inmediata los programas de DEA logran el 80% de sobrevida.

Si bien en nuestro país aún no está ampliamente difundido el uso de los DEA, hay experiencias positivas en ese sentido. Ya se puede encontrar en los pasillos de algunos Aeropuertos, y en algunas instituciones como por ejemplo el Estadio de Boca Juniors desde hace más de 3 años con resultados excelentes (de 6 casos: 5 fueron resucitados y de esos 5, actualmente 4 se encuentran con vida).

Los sistemas de emergencia con unidades móviles -ambulancias- tienen su principal problema en el tiempo que tardan en llegar al lugar donde ocurre el paro, dado que llegan al socorro de la víctima en el mejor de los casos entre los 10 a 15 minutos de producido el colapso. Por lo tanto queda claro que difícilmente una ambulancia llegue dentro del lapso de viabilidad y la suerte de la víctima depende de quién esté cerca para que inicie RCP cuanto antes.

Si los testigos del paro cardiaco proporcionan RCP inmediata, muchas víctimas en Fibrilación Ventricular (FV) pueden sobrevivir con una función neurológica intacta, sobre todo si la RCP se realiza antes de los tres minutos del paro y la desfibrilación se realiza dentro de los 5 a 10 minutos después del evento. La realización de RCP inmediata mantiene la FV y retrasa la aparición de asistolia y se extiende por tanto la ventana de tiempo durante la cual se puede producir la desfibrilación. La RCP básica por sí sola, sin embargo, es poco probable que haga terminar la FV y restablezca un ritmo con pulso. Es necesario por tanto, integrar la RCP con el uso del DEA.

Los DEA son aparatos electrónicos portátiles que diagnostican y tratan el paro cardíaco cuando éste se produce como consecuencia de la fibrilación ventricular (como ya se ha dicho, cuadro responsable de la mayoría de los casos de muerte súbita dado que se caracteriza por la falla de efectividad mecánica en el corazón que, no obstante, sí tiene actividad eléctrica) o la taquicardia ventricular sin pulso (casos en los cuales hay actividad eléctrica pero el bombeo sanguíneo resulta ineficaz)

Los DEA actúan restableciendo el ritmo cardíaco eléctrico y mecánico efectivo dado que la desfibrilación o 'choque eléctrico' consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón que despolariza simultáneamente todas las células miocárdicas.

Los DEA están pensados para ser utilizados por personal no sanitario, de tal forma que siguiendo las instrucciones verbales que da el aparato primero se coloquen los electrodos en la víctima, para luego de determinar el tipo de ritmo cardíaco, separarse para que el aparato pueda emitir la descarga eléctrica, o bien realizar compresiones torácicas.

Los reanimadores deben estar capacitados no solo para utilizar un DEA, sino también para reconocer las situaciones de emergencia, así como también para proporcionar RCP hasta que se disponga del DEA y esté listo para la administración de la descarga, así como inmediatamente después de la misma.

La mera presencia de un DEA no garantiza que se utilizará cuando se produce un paro cardiaco. En un estudio sobre el desarrollo de un APD, los reanimadores intentaron la RCP antes de la llegada de los equipos de emergencia sólo en el 50% de los casos, y el DEA fue utilizado sólo en el 34% de las víctimas que sufrieron un paro cardiaca en lugares con programas de APD. Estos hallazgos sugieren que los reanimadores legos necesitan un entrenamiento preciso y una práctica frecuente para optimizar la respuesta a las emergencias.

En conclusión, aun siendo la desfibrilación temprana un elemento clave en la resucitación, es importante remarcar que el acceso público a la desfibrilación no es solamente la compra de un equipo de desfibrilación externa automática, sino el conjunto de acciones necesariamente complementarias que permiten que la persona que es víctima de un PCR tenga mayores posibilidades de sobrevivir, sin olvidar la importancia de su integración en una correcta RCP y el desarrollo previo y adecuado de los dos primeros eslabones de la cadena de supervivencia.

Por estas y por las demás razones que oportunamente expondré en el recinto solicito la aprobación del presente proyecto de ley.