Fundamentos de la Ley 10636
El presente proyecto de ley está basado en la responsabilidad del Estado en lo que concierne al cuidado de la salud pública. Se establece la denuncia con carácter obligatorio de los casos de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). También se contempla el dictado de normas, registro, programación, implementación y desarrollo de las actividades necesarias para realizar la educación sanitaria, prevención, detección, diagnóstico precoz, investigación y tratamiento del síndrome de referencia. Sin desconocer que otras enfermedades merecen más recursos que el SIDA y obviamente, sin propósitos alarmistas provocados por la difusión dada en todo el mundo a esta aparente nueva afección, es que atento a la importancia que puede revestir en el futuro, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires debe tomar las acciones de la medicina preventiva y curativa sin condicionamientos. Como es de público conocimiento, si bien en nuestro país el índice de incidencia de esa enfermedad oscilaría alrededor de un 0,8 por millón de habitantes, resulta del todo prudente dirigir la atención hacia una patología potencialmente peligrosa, por los riesgos a que están expuestos los enfermos y por las características epidemiológicas, cuya trascendencia ha impactado a la opinión pública. En algunos países que registran estadísticas, como en Estados Unidos de Norteamérica, se han detectado más de once mil enfermos del SIDA y se tienen datos que aproximadamente un millón de norteamericanos podrían ser portadores. En los últimos nueve meses la enfermedad se ha duplicado. De seguir esta progresión geométrica, en el año 2.000 estarían ocupadas todas las camas hospitalarias disponibles para la atención de estos enfermos. En países europeos y africanos se considera su propagación con indiscutible y justificada atención. En países sudamericanos, como ocurre en Brasil, se ha iniciado una campaña educativa para evitar su extensión y atemperar el pánico que ha causado en la población, pese a que los indicadores estadísticos señalan más de cuatrocientos casos confirmados, con aproximadamente doscientas muertes, siendo también la tendencia a aumentar la incidencia. Estudios recientes han hecho saber que el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida estaría provocado por un virus de fuertes propiedades patógenas, altamente virulento, el HTLV-III. Se lo ha hallado en la sangre de los enfermos, en la saliva, el semen y líquido lagrimal. Las vías de transmisión de este virus de una persona a otra pueden ser múltiples existiendo condicionantes que serían en algunos casos desencadenantes del mal, mencionándose entre otros, factores genéticos, comportamientos anómalos, alimentación inadecuada e insuficiente y un estado de salud precario. El virus se transmitiría pro contacto directo. Los descubrimientos logrados hasta el presente permitirían tomar medidas preventivas para reducir las posibilidades de contagio. La vacuna anti SIDA constituiría la esperanza tendiente a erradicar la infección. De lo expuesto, podemos colegir la importancia de su estudio, investigación, detección precoz y primordialmente las campañas educativas que deben emprenderse. Lo fundamental reside entonces en tomar conciencia de lo importante del problema para valorarlo en su justa dimensión y arbitrar todas las medidas conducentes a prevenir y controlar el síndrome que nos ocupa. Si bien en la Provincia de Buenos Aires no se han registrado casos significativos, no existiendo enfermos autóctonos pero sí exógenos, deben preverse con la antelación suficiente las medidas individuales y colectivas a adoptarse frente a una enfermedad posible de tomar características no deseables. Interpretamos que, en lo que nos sea posible, es menester llevar tranquilidad a la población. El legislador no debe adoptar una actitud pasiva, a la espera de los reclamos del ciudadano para tomar medidas efectivas concretas, su deber, en este caso, es proceder con un espíritu avizor, con actitud clara, realista, y sobre todo con firmeza en la búsqueda de las soluciones permanentes. El gobierno de la democracia no está dispuesto a declinar en el cumplimiento de una sola de sus obligaciones, y mucho menos en lo atinente al área salud, que es uno de los preceptos esenciales de la administración radical.
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