Fundamentos de la Ley 12756

 

Hace menos de 100 años la ribera del Plata estaba cubierta por una densa selva y amplios sectores de monte ribereño que se extendían hasta la bahía de Samborombón, provincia de Buenos Aires, límite natural de este microclima especial, dado por la desembocadura de los ríos Paraná y Uruguay.

            Hoy día gran parte de este ecosistema ha sido sustituido por urbanización y, en algunos casos monte cultivado.

            La selva marginal y las comunidades asociadas de monte ribereño se ha desarrollado a lo largo de cientos de años debido a las semillas de distintas especies transportadas por los ríos Paraná y Uruguay, desde su cauce superior y medio hacia su confluencia en la desembocadura, esto es especialmente, el margen derecho del Río de la Plata.

            Esto también fue posible debido a la existencia de un microclima muy particular por el efecto atemperador del río en el invierno, el aporte continuo de agua y, asociado a ello, la presencia de suelos jóvenes aluvionales, que forman un albardón costero, todo lo cual genera condiciones favorables para el desarrollo de una rica flora y fauna costera, algunas de cuyas especies son comunidades de saucedales asociadas al humedal ribereño, laureles, ceibos, espadañas, anacahuitas, lirios amarillos y distintas variedades de bulbosas, además de cientos de otras especies entre aves, reptiles, anfibios y mamíferos que conforman un ecosistema con una altísima biodiversidad, la más alta de la provincia de Buenos Aires.

            La configuración de este ecosistema está bajo una delicada articulación con asentamientos humanos (90.000 habitantes en la periferia; cerca de un millón en el gran La Plata), asentamientos industriales (AFNE, YPF, puerto de combustibles La Plata, PETROKEN, cuya planta en Ensenada, recientemente ampliada demandó la tala de unos 700 árboles), otros proyectos de actual realización (camino al liceo naval por Monte Santiago, zona prácticamente virgen hasta hace unas semanas; ampliación de zona franca, sacrificando para ello áreas del monte ribereño ensenadense y otras talas proyectadas) y obras proyectadas en lo inmediato (como la autopista La Plata-Buenos Aires y el puente Punta Lara-Colonia.

            Todas estas obras, sin lugar a dudas, tienen y tendrán un efecto desfavorable sobre la zona natural antes descripta, a la que podríamos denominar planicie costera, franja de terreno que se extiende sobre el margen derecho del Río de la Plata.

            Con este panorama, el potencial turístico de la zona siempre se ha hallado condicionado, mostrando una situación inversa a la que se ve en la zona que se extiende al norte de la Capital Federal, hacia el delta en el Tigre, donde se busca que el paisaje de río se integre a la población del lugar.

            La zona propuesta como paisaje protegido involucra la isla Santiago de Ensenada y la isla Paulino y tierras costeras del partido de Berisso.