Fundamentos de la Ley 13396
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La Ley 12.913 declaró a la ciudad de Berisso Capital Provincial del Inmigrante. Entre los fundamentos de la mencionada norma se destacan los motivos históricos que constituyen y hacen a la identidad de tal localidad bonaerense: “El desarrollo de la industria de la carne, la fundación de la ciudad de La Plata en 1882, la construcción del puerto en 1886 y el emplazamiento del frigorífico Cold Storage en 1904 sobre los cimientos de los viejos saladeros, junto al desarrollo de la actividad hortícola y viñatera de las costas del Río de la Plata, convirtió a Berisso en un sinónimo de esperanza que convocó a centenares de familias de inmigrantes de diversos y variados orígenes, lenguas, culturas y religiones que se sumaban y potenciaban la inmigración tradicional, dando como resultante un auténtico crisol de razas. (...) El crecimiento del frigorífico Swift que comprara sus instalaciones a la Cold Storage, la apertura del frigorífico Armour en 1915, la construcción de la destilería en 1924 y la apertura de la hilandería The Patent Knitting Company en 1925, consolidaron ese proceso de asentamiento de inmigrantes de los diversos rincones del viejo continente y de Asia Menor, afectados por diversos padecimientos como las guerras, el hambre, la persecución... Basado en el sufrimiento que significaba el abandono de sus países de origen, pero también en las ansias de progreso, se fue gestando una comunidad en la que la convivencia, la armonía, la paz y la esperanza se convirtieron en valores cotidianos.” Entre otras motivaciones, las razones mencionadas fueron especialmente tenidas en cuenta para la sanción de la ley que declara a Berisso Capital Provincial del Inmigrante. Numerosos son los valores tangibles e intangibles de Berisso, y entre ellos se destaca particularmente la Calle Nueva York. Entre tales valores intangibles se destaca el protagonismo de los trabajadores y habitantes de Berisso en la gesta del 17 de octubre de 1945. La gente comenzó a movilizarse el 13 de octubre, con escaramuzas de la zona periférica que luego continuarán y en el Puente Roma de dicha ciudad, se sumaron trabajadores de Ensenada que se encaminaron conjuntamente hacia la ciudad de La Plata. Así la Calle Nueva York fue protagonista y testigo del 17 de octubre de 1945. Desde allí cambiaría la política social de la República Argentina y marcaría el rumbo de los destinos de nuestra patria. Las columnas de obreros con sus vestimentas blancas, encabezadas por sus dirigentes Manuel Mustafá, Hipólito Pintos, Ismael López Osornio, Horacio Moreno, Jacinto Biscochea y Mara Roldán, entre otros dirigentes de la industria de la carne comenzaban a dirigirse a la Plaza de Mayo, caminando por la histórica Calle Nueva York al grito de “Perón, Perón, queremos a Perón”. La algarabía de los bombos retumbaba en los conventillos humildes del barrio. A las columnas de los trabajadores de la carne se sumaban columnas de jóvenes y mujeres que espontáneamente se adherían al objetivo por la libertad del coronel Perón. El valor histórico y patrimonial de la Calle York está intrínsicamente relacionado con la inmigración, el puerto, el trabajo en los frigoríficos Swift y Armour, la lucha por los derechos laborales, constituyendo una expresión de la particular idiosincrasia de Berisso. Situada en toda su extensión paralela a los muelles del puerto, antiguamente lindera a los frigoríficos Armour y Swift, constituyó una verdadera “Torre de Babel” por la que transitaban los obreros inmigrantes al entrar y salir de las fábricas con su blanca ropa de trabajo, los comerciantes, marineros, y diversos personajes que arribaban al puerto. En el libro “Viñetas platenses” de Delfor B. Méndez (Ed. 1950) se rescata estos especiales rasgos: “La Calle Nueva York, con sus altoparlantes anunciadores y sus negocios de letreros extraños, evocan una pequeña Babel moderna, donde la nota criolla se uniforma en el vigilante de la esquina y la nota exótica se acumula en la barba plácida del vendedor de semillas de girasol. Montevideo, Río de Janeiro, Nueva York, capitales de otras naciones, núcleos de humanidad, escalonados en los trayectos de la vida, que pulsan iguales sentimientos y deseos y saborean las mismas alegrías y las mismas tristezas que Berisso, y que como Berisso, ríen y lloran en la carga de los días”. El Swift y el Armour marcaron durante décadas el trabajo de Berisso y su ocupación plena se hizo evidente en el tránsito por la Calle Nueva York. En la Segunda Guerra Mundial solo el frigorífico Swift llegó a ocupar a 10.000 operarios, dato que expresa por sí mismo la intensidad de vida de la mencionada calle. El atractivo que presentaba Berisso como lugar de trabajo y paz, con el aporte inmigratorio, implicó un rápido crecimiento de la ciudad, que originó problemas sociales como lo fueron la falta de vivienda, que abrió precisamente en la Calle Nueva York la época de las “camas calientes”, que los obreros alquilaban para su descanso entre los turnos de los frigoríficos. En la misma se intentó emplazar “La Mansión de los Obreros”, especie de inquilinato que trató de menguar el problema de la vivienda. Aún hoy encontramos sobre la Calle Nueva York el arco de la misma que con el grabado “Mansión de obreros. 1920” nos da testimonio de aquella época. Las empresas Armour y Swift proporcionaron trabajo a millares de obreros, originándose una considerable población fluctuante, que se intensificaba durante las guerras mundiales. La frecuente llegada de barcos, agregaba marineros que se sumaban a la peculiar modalidad de la Calle Nueva York. La Calle Nueva York supo albergar el gran movimiento portuario y fabril, albergando a gente de las más diversas nacionalidades y de nuestras provincias que la transitaban cotidianamente y le dieron su peculiar estilo: ucranianos, españoles, yugoslavos, albaneses, polacos, griegos, alemanes, italianos, armenios, bielorrusos, ingleses, irlandeses... conformaron esa particular Babel que hoy se exalta desde la historia, el recuerdo de los testimonios inmigrantes, y se revive en la literatura, la poesía y la música que se recrea. La Calle Nueva York es adoquinada. El 10 de junio de 1915 se abrieron las propuestas para construir 40.000 metros cuadrados de adoquinado; sobre la Calle Montevideo. En el año 1925, por Ordenanza Municipal 48 se señalan los límites de las obras, comprendiendo varias calles de la zona del puerto. Concordia, De Muros a Río de Janeiro, Cádiz, Marsella, Valparaíso, Génova, Londres, Hamburgo, Trieste, Ostende y Asunción. En la construcción de las precitadas calles se utilizaron, en gran parte, los adoquines de granito, que traían de lastre los barcos frigoríficos que anclaban en el puerto. Aún en la actualidad la Calle Nueva York mantiene la estructura del empedrado original, el que también requiere ser preservado como símbolo histórico y cultural del paisaje urbano que caracteriza a Berisso. Muchas ciudades han entendido el valor intangible histórico y paisajístico de los empedrados que datan del siglo pasado, entre otros casos la ciudad de Colonia en Uruguay o en nuestro país, la zona céntrica de San Isidro. En Europa también han sabido preservar el paisaje urbano con una estricta legislación de conservación. La Calle Nueva York como testimonio de una época y como calle histórica de la capital provincial del inmigrante constituye un patrimonio arquitectónico y cultural que debe preservarse para mantener su fisonomía original. En fin, numerosas son las razones y motivos que fundamentan el presente proyecto de ley, por lo cual solicito a los señores diputados me acompañen con su voto favorable.
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