Fundamentos de la

Ley 11750

 

            La declaración de monumento natural al Cerro de la Ventana, perteneciente a las sierras australes bonaerenses, pretende instalar en la sociedad de nuestro tiempo la necesidad de fomentar una conciencia conservacionista alrededor de un hito significativo del paisaje natural de esa parte de la geografía del sur de la provincia de Buenos Aires.

            La Ventana es el rasgo distintivo que dio nombre al cerro y después caracterizó a toda la sierra. Consiste en una gran abertura de frente al sudeste, a través de la cual se observa el sector del Abra y la mayor parte de la serranía de la Ventana, con sus característicos cerros Napostá (1.108 metros) y Tres Picos (1.243 I metros), todo en el partido de Tornquist

            Las dimensiones del hueco son de 8,50 metros de altura, 4,50 metros de ancho y 12.00 metros de profundidad, siendo su piso inclinado hacia el sudeste. El origen es por despegue de bancos de oro cuarcitas en el ala oriental de un anticlinal buzante.

            Las rocas que conforman el marco de esta abertura son areniscas oro cuarcíticas homogéneas de grano fino, compactas y de color blanquecino, deformadas por metamorfismo dinámico. La edad de estas rocas corresponde al Silúrico superior a Devónico inferior (Paleozoico). El ambiente de deposición de estos materiales fue el marino de plataforma estable.

            A estas sierras podemos considerarlas como islas en la llanura pampeana.             Reciben alternativamente vientos fríos y secos del sudoeste y templados húmedos del nordeste, entre otros. Por esto son el refugio de numerosas especies vegetales que aparecen también en los Andes de la Patagonia o en otras sierras de Buenos Aires. Sin embargo, lo más importante es que por su aislación, altitud y posición intermedia entre dos zonas geográficas importantes -la pampeana y patagónica- es donde han evolucionado o mantenido como relicto distintas especies que no existen actualmente en ninguna otra parte del mundo. Las que alcanzamos a registrar en este momento, sin ser exhaustivos, son: helechos, gramíneas, leguminosas, cactáceas, solanáceas, plantagináceas, crucíferas, etcétera.

            Desde el punto de vista botánico, el lugar reviste el mayor interés, ya que crecen allí varios endemismos, es decir, plantas que viven exclusivamente en esas serranías.

            Conviene destacar que, cuando los endemismos ocupan áreas reducidas, las especies se vuelven muy vulnerables si el ambiente se modifica, pudiendo correr el riesgo de extinción. Estas modificaciones, aunque pueden ser naturales, en la mayoría de los casos ocurren por acción humana. Estas consideraciones valdrían también para especies animales.

            Los ecosistemas serranos tienen una vinculación directa con los de la llanura, ubicados a menor nivel topográfico. Estos están afectados a la producción agrícola y pecuaria y en muchos aspectos se relacionan con aquellos: (ciclo del agua, flujo de disemínulos, etcétera).

            Es muy importante para el manejo de ambos sistemas el conocimiento de su estructura (heterogeneidad) y de su funcionamiento.

            La vegetación y la fauna de las sierras pampeanas de la Provincia de Buenos Aires poseen una singularidad poco frecuente en la región. Desde el punto de vista fitogeográfico es de gran importancia continuar los estudios en el área, antes de que se produzca su deterioro y para entender sus relaciones con los sistemas subtropicales, chaqueños y patagónicos.

            Esta declaración de monumento natural propone no solo preservar el elemento hito que lo define de manera singular, sino también al sitio donde se halla situado, conformando con el primero una unidad inescindible, cuyo carácter y pertenencia sólo es reconocible si se entiende y preserva esta totalidad, de igual manera, la conservación del sitio y su carácter no resulta entendible sien esta preocupación no consideráramos a las poblaciones nativas de flora y fauna, el sostenimiento de su hábitat y de su diversidad genética.

            No podemos considerar el carácter del sitio, si dejamos de lado las poblaciones humanas que a lo largo de estos años han ido afincándose en el lugar, alterando su natural fisonomía para adaptarlo a las necesidades de la vivienda, la producción y el turismo. Sobre todo esta última actividad, que aparece como muy favorable para el desarrollo económico de la región y una de las más determinantes para garantizar un paisaje donde se armonice la naturaleza del lugar con la presencia del hombre.