FUNDAMENTOS DE LA

 

LEY 14265

 

 

El día 2 de abril de 1916, Don Hipólito Irigoyen fue electo como el primer presidente democrático de la Nación Argentina, surgido en elecciones libres y mediante el sufragio universal.

Con el triunfo de Yrigoyen, comenzó un nuevo estilo de gobierno, basado en la integración política y participación institucional.

Durante su primer mandato presidencial entre 1916 y 1922, recibió un fuerte apoyo de los sectores más humildes. La Reforma Universitaria de 1918 y la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial fueron actos de gobiernos que contribuyeron a afianzar su popularidad.

En el último de los casos, la firmeza del gobierno de Yrigoyen se hizo evidente en el mundo ante la decisión de retirar la representación argentina de la Sociedad de las Naciones, a raíz de la falta de igualdad en la representación en cada país tenía en ese ámbito.

Entre las acciones de gobiernos más destacadas, debemos hacer mención a la creación de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. También durante su gobierno tuvo un gran impulso la construcción estatal del ferrocarril de la Huaytiquina que posibilitó la salida hacia el pacífico de la producción del norte argentino comparte de una visión geopolítica estratégica.

No menos importante fue la decisión de fomentar la marina mercante.

La campaña presidencial de 1928, se caracterizó por la frontal oposición de Yrigoyen a la explotación de los recursos petroleros por empresas norteamericanas.

Luego del triunfo electoral que lo lleva a la presidencia de la Nación vendrán las decisiones parlamentarias más complejas, entre las cuales debemos destacar, en relación con la Primera Guerra Mundial, la no inclusión del país como nación beligerante, basado en el principio de que “la paz es el estado natural de las naciones”, opción resistida por la presión de factores de poder y del dinero, exponentes de sectores que a pesar de haber pedido su lugar de privilegio continuaron representando fuertes intereses estrechamente vinculados con el comercio ultramarino y la gran producción cerealera y de carnes.

Don Hipólito Yrigoyen no se dejó influenciar por manifestaciones revisionistas de un pasado real o ficticio, pero pasado. Lo inspira la construcción de una sociedad republicana, sin excluidos y con libertades, que puede mantener los frutos y principios de una trayectoria liberadora y atenta a la justicia. Yrigoyen siempre señala su vigilia en protección de los bienes de la patria.

Fue Hipólito Yrigoyen quien encomendó al General enrique Moscón la tarea de organizar la explotación del petróleo en Comodoro Rivadavia y de paso, recordemos fue comprobado a través de fuentes documentales, que el golpe que derrocó a Yrigoyen en 1930 tuvo “olor a petróleo”.

Sin embargo, dos años después, la revolución del 6 de septiembre de 1930 lo despojó del poder político.

El capítulo final de esa dictadura que se instalara en el país, por algo más de 50 años, fue llevarlo preso a la Isla Martín García, donde fue deportado luego de la Revolución de 1930, en el cual recapitula los cargos que se le imputan y defiende su inocencia con tensión dramática y expresiva. Así se inaugura la trágica historia del presidio de la Isla Martín García, ya que el mismo funcionó desde 1965 para presos civiles, Hipólito Yrigoyen fue su primer prisionero político. Cabe destacar que los presos de la Isla trabajaban picando piedra en las canteras proveedoras para el adoquinado de la ciudad de Buenos Aires. El mismo adoquinado, que como un juego macabro de la historia, sirvió, para las calles, que hoy se denominan, Manzana de las Luces, y las que están junto a la Casa de gobierno, todo lo que se considera como el casco histórico de la Ciudad Autónoma.

El gobierno de facto designa varias comisiones investigadoras que, en general, no llegan a establecer irregularidades en el manejo administrativo del gobierno depuesto. Hasta Yrigoyen es indagado varias veces por un juez federal en su confinamiento de la Isla Martín García.

Yrigoyen renunció a la presidencia de la República y fue encarcelado en un regimiento, para ser luego confinado en la Isla Martín García frente a Buenos Aires, hasta que en 1932 quedó en libertad, beneficazo por un indulto del general Agustín P. Justo que, sin embargo, Yrigoyen se permitió rechazar. A su arribo al puerto de Buenos Aires fue recibido por una concurrida manifestación popular, pero poco después se lo obligó a volver a su confinamiento en Martín García. Su segundo regreso a la capital, con permiso por motivos de salud, tuvo lugar en enero de 1933. Poco tiempo después fallecía y su entierro convocó a una multitudinaria ciudadanía que lo despidió.

La multitud que acompañó los restos a su muerte fue testimonio inusitado de la buena memoria de un pueblo ante un líder querido, y la historia serena y bien documentada ratifica su mesura y su estilo político en el camino de la reparación de errores y la provisión de medidas adecuadas. El respeto al otro y la mesura fueron también atribuidos sin mengua.

Las fuerzas del anti pueblo actuaron desde el primer momento conjurando contra el cruzado democrático. La oligarquía reaccionaria que se sentía representada por las ideas fascistas que en ese momento estaban en auge en el mundo, actuaban esmerilando al viejo líder, esperando la oportunidad para destruir toda su grandiosa obra, esa ocasión se dio a partir de la gran crisis económica mundial del 30, conocida como la gran depresión, que por supuesto también alcanzó a nuestra patria, con secuela de desocupación, recesión e incertidumbre, entonces la extrema derecha, utilizando sectores de su ideología que tenían peso en las fuerzas armadas, dieron el 6 de septiembre de 1930, el golpe contra la república desalojando del poder al gran Yrigoyen que estaba en ese momento, además de viejo, enfermo; a los ochenta año fue encerrado en la Isla Martín García, inaugurando una nefata seguidilla, luego sería una costumbre encarcelar a presidentes destituidos por la fuerza de las armas en esa isla. Su derrocamiento produjo un gigantesco retroceso en todos los aspectos, el pueblo sufrió tremendamente el golpe, se inició lo que pasó a la historia como “la década infame”, hasta hoy los argentinos sufrimos los resultados del artero golpe de estado. El gran repúblico falleció el 3 de julio de 1933.

La multitud que acompañó los restos a su muerte fue testimonio inusitado de la buena memora de un pueblo ante un líder querido, y la historia serena y bien documentada ratifica su mesura y su estilo político en el camino de la reparación de errores y la provisión de medidas adecuadas. El respeto al otro y la mesura fueron también atribuidos sin mengua.

Basta recordar para el caso, cómo tituló el diario La Prensa su deceso: “Ha fallecido el ex comisario de la ciudad de Buenos Aires”.

Fue recién con la vuelta a la democracia en el año 1983 que la Isla Martín García fue declarada Monumento Histórico Nacional y Reserva de Flora y Fauna.

Por esto mismo y habiendo transcurrido 27 años de la vuelta definitiva de la democracia, nos parece que toda el corolario de la lucha de e4ste hombre cuyo derrocamiento fue sin duda un atropello a la Nación, debería exhibirse, el busto de Hipólito Yrigoyen sobre suelo de la Isla Martín García, como homenaje por su lucha por lo que debió padecer durante su detención y por haber sido el primer magistrado que fue víctima del totalitarismo que gobernó nuestro país.

Por los fundamentos expuestos es que solicito a los Sres. senadores me acompañen con su voto la sanción del presente proyecto de ley.