FUNDAMENTOS DE LA LEY 14894

La presente ley tiene por objeto restablecer parte del legado histórico del pueblo de O’Brien. Lejos de reducir a una mera cuestión nominal compete, por el contrario, al pasado de una comunidad y, en consecuencia, a la identidad de sus habitantes, a su sentido de pertenencia.

Gracias a las exhaustivas investigaciones de Juan Isidro Quesada, Juan Ramón D’Angelo y Jorge Gustavo Zanela pudimos contar con datos concluyentes con respecto al nombre original de la ciudad de O’Brien que establecen en primer lugar que el rango castrense “general” no se encontraba adjunto al mismo y que se debe por el contrario a Juan O’Brien, edecán del general don José de San Martín y con el que Eduardo O’Brien no guarda ningún tipo de parentesco.

El nombre de la ciudad de O’Brien sufrió el mismo destino que la estación de trenes y la estafeta postal de dicha ciudad. Al agregárselo al nombre original de éstas últimas el rango castrense “general”, la denominación de la ciudad experimentó una transformación semejante como era tradición en aquellas situaciones.

Como puede constatarse en la investigación efectuada por el señor. Jorge Gustavo Zanela, tanto la “Estación O’Brien” (inaugurada el 7 de diciembre de 1907) como la “Estación Postal ad honorem O’Brien (inaugurada el 27 de diciembre de 1907) recibieron originalmente el nombre de O’Brien sin otro agregado, tras ser creadas debido a la extensión del ramal Suipacha-Bayauca del ferrocarril oeste.

Es con motivo de la repatriación de los restos del general Juan O’Brien que la Comisión Nacional de Homenaje al general O’Brien creada a tales efectos decide incluir entre los honores que se coloque el nombre de una estación en la Capital Federal en honor al mencionado general solicitándoselo a la Dirección General Ferrocarriles a través de un expediente del 31 de octubre de 1935, reconociendo la existencia del nombre O’Brien en dicha estación y correspondiendo el mismo al “colonizador del distrito”.

La “Junta Asesora para la Nomenclatura de Estaciones Ferroviarias” aconseja completar la “designación con la palabra general lo que no trae perjuicio y se cumple con el homenaje”. En base a esto, el 12 de diciembre de 1935, el presidente Justo a través del Ministerio de Obras Públicas firma el decreto que hace efectivo el cambio de nombre. Con motivo de esta determinación, el 23 de enero de 1936 el correo emite la Resolución Nº 1886 D.C que cambia oficina postal de “O’Brien” (Distrito 3) por la de “General O’Brien”.

Si bien al inicio de su investigación el señor Zanela aclara que la misma está orientada exclusivamente a los casos de la estafeta postal y de la estación ferroviaria, creemos que el conocimiento del derrotero de la nominación de aquellas resulta imprescindible para dilucidar los motivos del cambio en el nombre de la ciudad y que aportan datos concluyentes que argumentan a favor del cambio del mismo por “Eduardo O’Brien”.

En el libro “O’Brien en la historia” se escribe lo siguiente:

“Y al hablar sobre la fundación del pueblo por Eduardo, es menester hacer una pequeña digresión respecto a su nombre: si quien fundó el pueblo y le dio por nombre su apellido, cual es la razón por la cual actualmente lleva el nombre de general O’Brien ..?; quien esto escribe recuerda perfectamente la circunstancia de esta cambio; producida la revolución militar el 4 de junio de 1943 por la cual fue derrocado el gobiernos constitucional del doctor Ramón Castillo, los militares que detectaban el poder (en ese momento era presidente el general Pedro Pablo Ramírez), trataron de militarizar todo lo que caía bajo sus ojos. Así fue como a principios del año 1944 sin averiguar quién era Eduardo O’Brien y el porqué del nombre de la estación, le agregaron el “general” para así honrar al general Juan O’Brien, que fuera edecán del general San Martín en la batalla de Chacabuco, pero que nada tenía que ver con quien había andado por estas tierras, pues ni parentesco tenían. El decreto del cambio fue perentorio y sin dar lugar a quejas y protestas (que las hubo y muchas). De ahí es que hacen ya cincuenta años O’Brien lleva un nombre que no les corresponde y Eduardo O’Brien jamás llegó a imaginarse que por decreto lo iban a nombrar general post-mortem.”

Como puede observarse, 1944 es el año en que se agrega “general” a la ciudad de O’Brien. Este último dato nos permite trazar una cronología de los cambios de nomenclatura. En 1935, se cambia el nombre de la “Estación O’Brien” por el “Estación General O’Brien”; en 1936 la “oficina Postal de O’Brien” pasa a llamarse “Oficina Postal de General O’Brien”; finalmente, en 1944, la ciudad cambia su nombre de “Colonia y Pueblo de O’Brien” a “General O’Brien”.

Los antecedentes de la estación ferroviaria y de la oficina postal constituyeron la base para el cambio en la denominación de la ciudad. Por otro lado, el registro escrito de los comentarios vertidos por la descendiente de la familia O’Brien, Anabella Bowen, quien dijo: “él quería que la estación lleve su nombre y como se debía poner el nombre de su prócer, batalla, o acontecimiento histórico… usó esa carta y se salió con la suya”.

Cuando Eduardo O’Brien se enteró de que la extensión de la línea del ramal Suipacha- Bayauca del ferrocarril oeste atravesaba los terrenos que eran de su prioridad decidió donarlos para la fundación de una ciudad. De acuerdo al relato de Anabella Bowen, podemos sospechar fundamentalmente que Eduardo O’Brien, una vez enterado de la extensión del F.C.O y, teniendo conocimiento de que el apellido O’Brien correspondía a un personaje ilustre, decidió donar sus tierras para la fundación de la ciudad debido a que la estación ferroviaria y la oficina postal que la acompañaba suponía no sólo las bases imprescindibles para el desarrollo de un centro urbano sino también una valoración notable de las propiedades de Eduardo O’Brien.