Fundamentos de la Ley 13027
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El frigorífico Minguillón está ubicado en la ribera del Río Reconquista que separa las poblaciones del partido de Moreno de las de Merlo y tiene en la zona una extensa historia como establecimiento industrial. Conocer esta trayectoria nos permitirá tomar conciencia de la importancia que cobra la posibilidad de garantizar mediante esta ley la continuidad operativa de dicha planta.
En 1959 el matadero existente fue adquirido por Juan Minguillón Rico quien, tomando la respectiva posesión, da continuidad a la faena de vacunos y equinos y suma a ello la faena de porcinos, que era la actividad principal de su empresa radicada con anterioridad en la zona sur del Gran Buenos Aires.
Desde la fecha anteriormente mencionada hasta el año 1973, en la planta se siguieron faenando vacunos y porcinos, apareciendo una incipiente fabricación de chacinados. A partir de entonces y paulatinamente, dicha planta fue especializándose en la faena de cerdos.
En el transcurso del año 1979, la empresa incorpora nueva tecnología, convirtiéndose en la planta más importante de faena y procesamiento de cerdos en Sudamérica.
A esta altura es de destacar, que en la planta mencionada se trabajaron las marcas COTO, 1466, RANKING Y MINGUILLÓN y para ello, fue imprescindible la contratación por parte de la empresa de unos 900 trabajadores, quienes en distintos turnos, mantenían la planta en funcionamiento las veinticuatro horas del día-
En los años 1981 y 1983, se automatiza la planta y se incorpora la marca WILSON, comenzando la expansión de la empresa en todo el país. Su capacidad creciente incluyó la exportación a Bolivia, Paraguay, Alemania, Francia, España y Hong Kong. En plena etapa de desarrollo, la actividad generó la creación de 1.400 puestos de trabajo directos y 300 indirectos. La faena alcanzaba la cantidad de 500.000 cabezas anuales, lo que representaba el 25 % del total de la faena en todo el país, con una producción de 1.800 toneladas entre cortes frescos, fiambres y embutidos, siguiendo dicha situación hasta el año 1989.
En el año citado, el propietario de la planta Juan Minguillón Rico vende la empresa al Hogar Obrero, incluyendo la planta y las marcas. El nuevo propietario en tales circunstancias comienza la tarea para proveer a sus 350 bocas de expendio (50% de la producción), y el resto a sus habituales clientes, descuidando el comercio exterior y parte de la cadena nacional de comercialización. En esos tiempos trabajaban 1.150 personas, siendo la faena de 400.000 cabezas por año.
La actividad continúa hasta el año 1992, época en que quiebra el Hogar Obrero y así cae la planta de Minguillón, contando a esa fecha con 850 trabajadores.
Es de mencionar, que en el proceso de quiebra interviene el Juzgado Comercial de Primera Instancia Nro. 5, actualmente Secretaría Nro. 9. Entre los años 1992 y 1995, el juez interviniente dispone entregar en alquiler la planta y las marcas a la empresa Vázquez Cozzi S.A.
Dicha empresa contrata en el primer día a 80 personas, para realizar tareas de faena y a los noventa días pasan a ser 150 trabajadores. Así, posteriormente comienzan a producirse chacinados y embutidos, aumentando la cantidad de personal a 280. Luego, se retoma la producción completa, llegando a la cantidad de 890 trabajadores, cifra que se mantiene hasta la venta judicial que se produce en el mes de diciembre del año 1995.
El comprador, resultó ser la empresa SAN SEBASTIÁN, quien paralizó totalmente las tareas, utilizando las instalaciones como depósito, y luego de dos años retomó la posesión de la planta. Hasta el año pasado, San Sebastián sólo alquiló parte de las cámaras de frío a otras empresas para luego abandonar la planta a fines del año 2001, principios del 2002. En ese momento, a raíz de los saqueos que son de conocimiento público, la Cooperativa de Trabajadores del Frigorífico Minguillón Ltda. (con acuerdo con la empresa desbordada por tales acontecimientos) ingresaron a la planta para preservar el acervo industrial y con la firme esperanza de poner en marcha y recuperar las fuentes genuinas de trabajo.
Expuesta esta breve historia y en el marco de la crisis que nos envuelve, resulta evidente a la observación el hecho de que la planta conserva una capacidad instalada como para faenar 40.000 porcinos mensuales y que, por otra parte al cierre de la misma, los trabajadores adoptaron la forma jurídica de una cooperativa que, con un compromiso de democracia, equidad, responsabilidad y transparencia, les ha permitido defender su fuente de trabajo mediante una forma asociativa que persigue como fin último el bien común de sus integrantes y de la comunidad donde están insertos.
Es por todo lo expuesto que la expropiación con cargo a la cooperativa representa una salida integradora y justa que permite rescatar una fuente de trabajo genuina en un punto álgido del Gran Buenos Aires, en donde, a la fecha, no existiría otra fuente de sustento para estos trabajadores organizados que no sea la entrega de subsidios de desempleo.
Por último, cabe consignar que los trabajadores cooperativizados del frigorífico Minguillón, cuyas familias tipo están integradas por 6 personas promedio, generarán además un fuerte impacto comercial en la zona, reactivarán la ya alicaída producción industrial y serán un ejemplo acerca de cómo una actividad socio-organizativa puede constituirse en la mejor forma de disminuir la conflictividad social de la hora.
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