Fundamentos de la Ley 12932
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En Ingeniero White, partido de Bahía Blanca, se encuentra junto a la ría un edificio de notable belleza que se asemeja a un castillo medieval, el cual es representativo de una etapa transformadora en que la ciudad concretó uno de sus más grandes impulsos de crecimiento. En el mismo funcionó la sede de la antigua Central Eléctrica General San Martín. Hacia fines del año 1927 se crearon las Empresas Eléctricas de Bahía Blanca S.A., otorgándole al municipio la concesión del servicio público de electricidad ante el escribano Eduardo Palavecino. Este grupo financiero que se hallaba estrechamente vinculado a la Compañía Italo Argentina de Electricidad de Buenos Aires, adquirió los bienes e instalaciones de la anterior concesionaria: la Compañía Sudamericana de Luz y Fuerza Ltda., los cuales incluían además todo lo afectado a servicios tranviarios y de producción de gas. Por entonces la Usina estaba en Loma Paraguaya -edificio del cual hoy quedan algunos restos en pie- y si bien su capacidad y tecnología eran importantes, comenzó a preocupar el aumento de la industria local como también lo referido a los consumos familiares, fundamentalmente en los años previos al centenario de la fundación. Ya pasado el primer cuarto de siglo XX se comenzó a estudiar la posibilidad de dotar a Bahía Blanca de una nueva usina generadora que respondiera a las necesidades de la época. En el año 1929 las Empresas Eléctricas de Bahía Blanca encargaron el proyecto de una planta termoeléctrica al arquitecto J. Molinari, por entonces jefe de proyectos de la Compañía Italo Argentina de Electricidad. El nuevo edificio se levantó en la zona del puerto de Ingeniero White. Los trabajos estuvieron a cargo de la empresa alemana Geopé, con capitales italianos y para construirlos allí hubo que ganarle terreno al mar. Dado que aquello era un lodazal hasta donde las mareas llegaban, sus cimientos tuvieron que ser erigidos sobre pilotes de hormigón que se hundían en el barro hasta encontrar el suelo pedregoso. En 1932, la obra quedó terminada y se hizo inconfundible la silueta de Usina General San Martín como contrapunto de los grandes elevadores del puerto inmersos en la calma de la bahía, ya que configura la imagen de un castillo gótico normando. La energía está presente por el movimiento ascendente de volúmenes que terminan en el torreón, por las esbeltas aberturas y la graduación que le otorgan los contrafuertes. La fortaleza la dan las superficies cerradas o apenas perforadas, pero especialmente el revoque imitando piedra que además ha sido tratado con diferentes tonalidades, sus almenas y sus "torres de guardia". Todos los elementos que configuraron este arte colosal son las torres, matacanes, contrafuertes, torretas, techos de tejas y una falsa logia que vincula esta parte con los fuertes arcos de la planta inferior. Cada ángulo muestra alguna faceta digna de tenerse en cuenta. Entre ellos se destaca la advocación a San Jorge y la inclusión en el hostial que forma el techo de tejas de una escultura apoyada sobre una importante plana. Es posible que haya sido donada por dos italianos, Juan Carosio, presidente del directorio de la Italo, y por el ingeniero Agustín Zamboni, que ocupaba el cargo de director general de ambas empresas, la Italo y las Empresas Eléctricas de Bahía Blanca. Esta obra escultórica de parecido relieve instalado en la fachada del edificio enriquece el conjunto arquitectónico. Se trata del grupo "San Jorge y el Dragón" realizada por el artista italiano Troiano Troiani, quien -luego de estar en varias ciudades europeas- llegó al país en 1914. Se considera que es una de sus principales obras y, durante mucho tiempo, los herederos del escultor la dieron por perdida, ya que no lograban localizarla. Cuando por fin se enteraron de que se hallaba en el castillo y quisieron adquirirla, no pudieron hacerlo, porque se encuentra incorporada al mismo. Muestra a San Jorge montado en un brioso caballo a punto de clavar su lanza en la boca del dragón. El momento es captado con el mayor dramatismo. El rostro sereno del santo se contrapone con la feroz cabeza del animal agazapado bajo la figura del caballo. La lanza constituye la línea principal de la composición acompañada por el cuerpo del hombre y contrapuesta con el eje del caballo. De esta manera el tenso dinamismo de la escena mítica se ve perfectamente equilibrado por la composición. Tan excepcional conjunto ha sido registrado inclusive en la novelística regional, a través de la obra de Eduardo Mallea - "Todo verdor perecerá"- como un escenario altamente llamativo, portador de un lenguaje de historias y leyendas pertenecientes a una etapa de la historia que la región no vivió, pero que, gracias a este testimonio, puede contemplar y percibir. Esta Usina fue inaugurada el 1 de octubre de 1932, en sus calderas quemaba fuel-oil, el cual lo recibía de los barcos atracados en el puerto o por el ferrocarril, pero también estaba preparada para quemar carbón, aunque éste no podía ser provisto en forma suficiente. En la década del '40 cuando los avatares de la Segunda Guerra Mundial impedían llegar a los petroleros y bloqueaban la salida del cereal hacia Europa la calderas de la Usina fueron adecuadas para devorar granos en reemplazo del escaso combustible que se disponía. Cuando se conmemoró el centenario de Bahía Blanca se concitó el interés de la población por el anuncio de que se iba a construir una "superusina" utilizando la última tecnología nacida en los centros de investigación europeos. Cincuenta años más tarde, con motivo de los festejos del sesquicentenario otro anuncio conmovió a los habitantes al darse a conocer la noticia de la pronta construcción de otra superusina en Ingeniero White, en las proximidades de ésta. La misma se realizó con la tecnología más avanzada del mundo a través de la Dirección de Energía de la Provincia de Buenos Aires y la empresa Ansaldo Argentina, con sede central en Italia, la misma tomó el nombre de Comandante Luis Piedra Buena. Recientemente la Cámara de Diputados nacional aprobó un proyecto de ley presentado por los legisladores: A. Luis Brandoni, Mabel Gómez de Marelli, Aurelia A.Colucigno, Juan P. Baylac, Luis M. Díaz Colodrero, Irma F. Parentella, Mario Das Neves y Rosa E. Tulio, para declarar Monumento Histórico Nacional al edificio. El patrimonio integral del hombre está amparado en la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, que en su artículo 44 expresa que la Provincia preserva, enriquece y difunde su patrimonio cultural, histórico, arquitectónico, arqueológico y urbanístico, y protege sus instituciones. Según el artículo 28, inciso a) de la Ley Provincial de Educación 11.612, corresponde a la Dirección General de Cultura y Educación en materia cultural conservar, proteger y difundir en general todas las expresiones culturales de nuestro pueblo, afianzando los valores nacionales y los bienes culturales e históricos de la Provincia reafirmando la identidad bonaerense. Siguiendo estos conceptos y teniendo en cuenta el valor histórico y arquitectónico del edificio de la Usina General San Martín, se solicita a los señores legisladores que acompañen con su voto favorable el presente proyecto.
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