Fundamentos de la Ley 13724

 

 

Nacido en San Justo, pero radicado en La Plata en 1.854, Pedro B. Palacios o Almafuerte, según el seudónimo que adoptó, hizo de su singularidad un rasgo saliente.

Fue criado por parientes, ya que sufrió la muerte de su madre cuando él era aún pequeño y el abandono de su padre. La primera meta que se impuso fue la de destacarse en la pintura, pero no tuvo el éxito que esperaba: la beca oficial que solicitó para viajar a Europa le fue negada. Por lo tanto, siguiendo su vocación y sin título oficial, se dedicó a la docencia: tenía solo 16 años cuando comenzó a dirigir una pequeña escuela en Chacabuco (donde, en 1884, tuvo la posibilidad de conocer a Domingo Faustino Sarmiento).

Tiempo después, Almafuerte dejó esa ciudad para mudarse a La Plata: allí lo esperaba el diario "Buenos Aires" y, más tarde, la dirección del diario "El Pueblo". Su actividad periodística no fue demasiado extensa: sin embargo, desde ese lugar dio una intensa batalla y alentó a los jóvenes de la época, que más tarde participarían del movimiento revolucionario de los ´90.

Durante dos años -desde 1894 hasta 1896- retomó sus actividades en la escuela de la localidad de Trenque Lauquen pero, por temas políticos, fue dejado cesante.

Almafuerte tuvo cinco hijos adoptivos, lo que marca un gran contraste entre la enorme generosidad que tenía para los demás y la pobreza en la que se vio sumergido casi toda su vida.

Publicó solo dos libros en toda su vida; más que suficiente para que su obra sea juzgada por personalidades de la talla de Jorge Luis Borges o Rubén Darío, entre otros.

Trabajando por fuera de los dos movimientos poéticos que marcaron su época -el de la generación del ´80, con referentes como Guido Spano, Obligado o Cané y el modernismo que encontraba en Rubén Darío a su máximo exponente- se valió de las formas por entonces consideradas anacrónicas del romanticismo  para elaborar su obra.

Su obra iba a representar un antes y un después dentro de la literatura argentina, dado que a la matriz romántica, Almafuerte le agregó un elemento nuevo: los contenidos centrados en la orilla de la sociedad moderna y en actores sociales como los obreros y los inmigrantes, desde un punto de vista solidario.

El impacto de este movimiento innovador tendría algunas consecuencias consideradas centrales para el devenir de la literatura vernácula. Jorge Luis Borges reconocería en 1981 que debía a Almafuerte su primer experiencia con esa “fiebre mágica” que le hizo descubrir al lenguaje como “una música, una pasión y un sueño”.

La pobreza y la injusticia lo sublevaban del mismo modo y encendían en él lo más profundo de sus versos. Comenzó participando la política con Sarmiento, apoyó a la revolución del Parque y militó, en sus comienzos en el radicalismo para finalmente acercarse al socialismo de Alfredo Palacios.

Sus ideales lo llevaron a vivir en extrema pobreza, sobre todo en los años en que habitó en el humilde barrio Las Mil Casas de Tolosa.

El 28 de febrero de 1.917 falleció en su casa de Avenida 66 número 530 desde donde se dedicó a la docencia y a ayudar a huérfanos y pobres del barrio. La misma fue declarada Monumento Histórico Nacional y Museo.

Cumpliéndose 152 años de su nacimiento es que se presenta este proyecto para declararlo Ciudadano Ilustre Post Mortem, en homenaje y memoria a uno de los más grandes poetas que tuvo nuestra Provincia y especialmente, la ciudad capital, La Plata.

Por ello, solicito a los señores legisladores acompañen con su voto favorable la presente iniciativa.