Fundamentos de la Ley 13719

 

Con la denominación de combustible, se hace referencia comúnmente a cualquier sustancia que, en contacto con el oxígeno del aire y a partir de una determinada temperatura, arde y produce energía.

En principio pueden establecerse dos tipos de combustibles según su naturaleza: los combustibles fósiles, constituidos por el carbón, petróleo o gas natural y sus derivados; y los biocombustibles, que son los que proceden de la biomasa.

El uso de la biomasa con fines energéticos implica una adecuación de la materia prima para su empleo como combustible en los sistemas convencionales. Esta adecuación puede ir precedida de un acondicionamiento inicial para convertirla en el producto idóneo, que se tratará luego por el proceso de transformación adecuado.

Según la naturaleza de la biomasa y el tipo de combustible deseado, se pueden utilizar procesos mecánicos (astillado, trituración, compactación), termoquímicos (combustión, pirolisis y gasificación), biotecnológicos (micro bacterianos o enzimáticos) y extractivos, para obtener combustibles sólidos, líquidos o gaseosos.

Las principales formas de utilización de los biocombustibles son: la combustión para producir calor aplicable a la calefacción urbana, a procesos industriales o a la generación de electricidad, y la carburación en motores térmicos, tanto de explosión como de combustión interna. También se están desarrollando en la actualidad biocombustibles gaseosos para su uso en turbinas de gas para producir electricidad.

La sustitución de los combustibles, denominados fósiles o tradicionales, derivados del petróleo, por otros, de origen vegetal, cobra actualmente una gran importancia, por varias razones fundamentales, principalmente por provenir de una fuente renovable, ser un instrumento de lucha contra el deterioro medioambiental, y además un factor de desarrollo de la agricultura e industrias derivadas, y otros beneficios adicionales.

El biodiesel es un combustible producido a partir de materias primas renovables, como los aceites vegetales, que se puede usar en motores diesel; químicamente constituyen éteres de alquilo, de metilo y de etilo, con cadenas largas de ácidos grasos; estas cadenas, al estar oxigenadas, le otorgan al motor una combustión mucho más límpida. Se encuentra registrado como combustible y como aditivo para combustibles en la Agencia de Protección del Medio Ambiente (Enviroment Protection Agency – EPA) en los Estados Unidos. Este éter, puede ser producido a partir de distintas fuentes de aceite, tales como, soja, colza, girasol, maní y grasas animales.

En el mundo el biodiesel es altamente utilizado, en Europa, el aporte de las energías renovables al consumo de energía primaria es aproximadamente de un 6 %, y en algunos países europeos representa un elevado porcentaje, en Suecia asciende al 25 %, mientras que en Austria y Finlandia está cercano al 23 %; cabe destacar que, actualmente el sector del transporte, depende en un 98 % de los derivados del petróleo, un recurso que, en aproximadamente 50 años se agotará.

La Unión Europea ha diseñado el Programa ALTENER, que establece tres objetivos en materia de fuentes de energía renovables, por un lado, incrementar la participación del mercado de energías renovables desde el 4 al 8 % de las necesidades energéticas primarias, por otro, triplicar la producción de energías renovables, y por último asegurar una participación de los biocombustibles en el consumo total de los vehículos en el orden del 5 %.

En el caso de Estados Unidos, se usa ampliamente la mezcla de un 80 % de gas oil y un 20 % de biodiesel a base de soja.

En lo que respecta a nuestro país, no existen estadísticas oficiales respecto de la producción nacional de biodiesel, pero ésta no es relevante y se da a un nivel cuasi artesanal. Desde el año 2000 hasta la fecha, surgieron varios anteproyectos de plantas productoras de biodiesel, que nunca entraron en producción en serie, pero a partir de la sanción de esta ley que promueve su producción y utilización, se considera oportuno pensar en una proyección de la producción de biocombustibles que hace pensar en un desarrollo exponencial de esta nueva industria, y los especialistas en la materia, opinan que, el segmento de exportación superará los 2 millones de toneladas de biodiesel para el año 2010, una cuestión que exime de comentarios adicionales, en cuanto al apoyo que requiere este proyecto.

La incidencia de los biocombustibles en la economía agrícola, debe correlacionarse con la globalización. La posibilidad de agregar un nuevo uso, mas allá del tradicional alimentario, coadyuva a la expansión de las fronteras de producción y representan un incentivo para el desarrollo de nuevas tecnologías, favoreciendo el incremento de la productividad y consecuentemente de la oferta de alimentos.

Necesitamos desarrollar una política que tenga puntos de aportes positivos respecto del carbono del suelo, las emisiones de carbono, la calidad y la conservación del suelo y el medio ambiente.

Nuestros gobiernos enfrentan el gran desafío de crear políticas y leyes, que aprovechen los beneficios ambientales potenciales de los cultivos energéticos y minimicen los impactos negativos potenciales de los mismos. El argumento, hoy no válido, del mayor costo de los biocombustibles, se minimiza frente a nuevas tecnologías de  producción, la necesidad de adaptarse a las pautas de Kyoto como país y la posibilidad "real" de entrar en proyectos calificados por el MDL.

El valor del beneficio ambiental debe ser cuantificado e incorporado por las autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente, según las comparaciones de costo entre la biomasa y otras fuentes de energía.

Es importante que la Argentina no pierda el tren de la historia frente a la sucesión de acontecimientos que anuncian la llegada definitiva de los biocombustibles. Por ello se torna prioritaria la sanción de proyectos de ley en esta materia, que privilegie una estrategia productiva seria en el mediano y largo plazo.

En provincia de Buenos Aires, existen experiencias en la producción cuasi artesanal de biocombustibles en Coronel Suárez,  Daireaux, Darregueira, Lomas del Mirador, Lomas de Zamora, Necochea, Saladillo, Quilmes y 25 de Mayo, de acuerdo a la información recabada.

Asimismo, la Legislatura bonaerense, a través de la Cámara de Diputados, ha sentado un importante precedente, mediante la aprobación del PROYECTO DE DECLARACION D- 2543/04-05, CUYA CARÁTULA TITULA LO SIGUIENTE “DECLARAR DE INTERÉS PROVINCIAL LA PROMOCIÓN, INVESTIGACIÓN, DESARROLLO, PRODUCCIÓN Y EL USO DE BIOCOMBUSTIBLES O BIOCARBURANTES”, aprobado sobre tablas en la sesión ordinaria del 20 de abril de 2.005.

La Legislatura Nacional, a través de la reciente sanción de la Ley 26.093 de Biocombustibles, promueve una legislación que impulsa el desarrollo y el uso progresivo de los mismos y en su articulado, invita a las provincias a adherir a esta ley, promoviendo ventajas promocionales para la producción de biocombustibles.

Es por ello importante contemplar en nuestra Provincia un ordenamiento promocional para la producción de biocombustibles, que cuente con el consenso de ambas cámaras legislativas, y el visto bueno de las entidades técnicas y de estudio de este tipo de iniciativas que favorecen el desarrollo económico y el fomento de fuentes energéticas alternativas y ambientalmente sustentables, es por ello que solicitamos a los señores legisladores acompañen con su voto favorable la presente iniciativa.