Fundamentos de la

Ley 10669

 

            El ingeniero Ambrosio Taravella fue un hombre que trascendió los límites de su ciudad natal, Saladillo, como hombre de nuestra aeronáutica ya que fue uno de los co fundadores de esta actividad en nuestro país.

            Nace el 19 de abril de 1893, hombre de extraordinaria capacidad y cuya vinculación con la aeronáutica se remonta a los albores de la misma.

            Ya en mayo de 1911, entra a trabajar en el Aeroclub Argentino ayudado por el entonces secretario de dicha institución, Don Manuel Ramos Vivot, también principal colaborador del ingeniero Jorge Newbery.

            Tiempo después es nombrado aprendiz de mecánico, y es con Paillette, en 1912, que realiza su primer vuelo en avión, en un biplano biplaza por los alrededores del campo del Palomar.

            Trabaja en el Aeroclub desde mayo de 1911 hasta la fundación de la Escuela de Aviación Militar el 10 de agosto de 1912, a la que ingresa en dicho año con el cargo de mecánico.

            Juntamente con el personal de la Escuela analiza una ascensión en el Globo Eduardo Newbery, invitado por el ingeniero J. Newbery. Salen del Parque Aerostatito de Belgrano que pertenecía al Aeroclub Argentino y descienden en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, el viaje tiene 3 horas de duración.

            De 1912 hasta 1917 se lo nombra jefe de los talleres de reparación y mantenimiento de la Escuela de aviación Militar de El Palomar, por el entonces primer director de la Escuela Teniente Coronel Ingeniero Antonio Arenales Uriburu. Así a los 19 años de edad se encuentra al frente del material aéreo y el personal de mecánicos que lo superaban en antigüedad.

            A fines de 1917 fue enviado a Francia como asesor técnico de la misión Brihuega, para estudio y adquisición de nuevo material y en 1922 obtuvo el diploma de ingeniero aeronáutico y construcción mecánicas. Posteriormente visitó, con fines de ampliación de conocimiento, las principales fábricas de aviones y motores de Francia, Italia, Alemania e Inglaterra. Obtuvo en su formidable trayectoria, siempre al servicio de nuestra aeronáutica, títulos y distinciones, viajando varias veces al viejo mundo, obteniendo licencia para construir en serie, en Córdoba, los motores Lorraine-Dietrich y de los aviones Dewoitine, siendo nombrado allí, por 1927, ingeniero jefe del servicio de fabricación de la fabrica militar de aviones, donde un año después se inició la construcción en serie de los Avro-Gosport Gnome, Bristol Fighter e Hispano Suiza.

            En 1931 viajó a E.E.U.U. donde visitó fábricas y poco después produjo aquí en serie también, motores Wright y Siemens Bramo, éstos con licencia alemana y aviones metálicos Curtiss y Focke Wulf. Fue catedrático, formó los primeros ingenieros aeronáuticos diplomados en el país y dirigió la construcción de 690 aviones y 281 motores de diversas características. Fue miembro de número fundador del Instituto Argentino de Historia Aeronáutica Jorge Newbery, socio honorario del Circulo de la Fuerza Aérea y del Club de las FF.AA. de Córdoba y miembro de honor de la sociedad de ingenieros civiles de Francia, entre otros títulos conferidos.

            Fue testigo del nacimiento y evolución de la gallarda aeronáutica argentina y merece, pues, el reconocimiento y respetuosa admiración de todos los argentinos.