Fundamentos de la Ley 13732

 

 

HONORABLE SENADO:

 

            Los griegos nos enseñaron que la mejor manera de conducir los destinos de la comunidad es a través de la expresión directa de los ciudadanos. Sin pactos espurios con los detentadores del poder local, ni arbitrariedades solapadas en demagogias circunstanciales.

            Así, la expresión de la voluntad general en las elecciones en la primera forma política, el municipio, pasa a tener una connotación genuina de democracia popular en el primer ciudadano, en el conductor natural del lugar: el intendente.

            Quien logra esa investidura tiene el honor de representar a la comunidad. Con ésta dialogará sobre sus verdaderas necesidades, y seguramente ejecutará la misión específica para la que fue elegido, que es proveer al bien común de todos los ciudadanos. Aquel que es elegido por su pueblo debe, por sobre todo, cumplir con él con la dignidad que le fue otorgada con el cargo.

            En los últimos 70 años del siglo XX, las instituciones que emergen de la Constitución Nacional fueron maltratadas por distintas facciones civiles y militares. A través de sucesivos golpes, se hizo retroceder la calidad institucional de la Argentina instalando formas espurias de poder y pisoteando la dignidad de los pueblos en sus vidas y gobiernos.

            Luego de la Revolución Argentina, las instituciones democráticas se habían recuperado en mayo de 1973. A partir de ese momento en toda la Nación primaba el gobierno de ciudadanos elegidos democráticamente por el pueblo argentino. La normalización institucional fue producto de elecciones libres donde todas las entidades políticas pudieron participar y ungir sus candidatos.

            El proceso de transformación iniciado en esa etapa, que parecía ser el último y que pondría a la Argentina en los primeros lugares del mundo, sucumbió por la intervención militar del 24 de marzo de 1976. Intervención que en la MEMORIA de nuestro pueblo seguirá evocando el imperio del terror.

            Se inicia así, un aciago período dictatorial que derrumbó las instituciones, detuvo, secuestró, asesinó e hizo desaparecer a miles de ciudadanos y dejó a la Patria en los límites de la barbarie, materializando la idea de Thomas Hobbes que decía: “el hombre es lobo del hombre cuando no hay ley”.

            El odio al pensamiento, a las ideas y proyectos de los hombres libres fue el batallón de enemigos que la mediocridad de un poder absurdo tuvo en esta república. Muchos hombres y mujeres de entonces, jóvenes y audaces, pagaron la dignidad de las ideas y proyectos de sus pueblos con sus vidas.

            En ese contexto, hoy venimos a reivindicar la memoria de un intendente elegido democráticamente por sus vecinos, que adscribió a claros preceptos democráticos y que fue víctima de la barbarie dictatorial.

            Se trata de Oscar Felipe Sánchez, intendente de Marcos Paz.

            Oscar Felipe Sánchez, nacido el 28 de octubre de 1935, fue el único hijo del matrimonio de Nelly Isabel Bagliotto, descendiente de una familia conservadora de Marcos Paz, y Oscar Sánchez Mendoza, un oficial de policía, seguidor de Hipólito Irigoyen. Junto con miles de jóvenes militantes, compartió los ideales de liberación nacional y justicia social del peronismo.

            Comprometido socialmente y procurando elevar la formación de los vecinos de Marcos Paz, ejerció como maestro, director e inspector de enseñanza primaria. Dignificó humildemente, es decir haciendo ni más ni menos que lo que tenía que hacer, la vida de muchos que iniciaban desde la palabra escrita y hablada un camino de libertad en conocimientos para crecer.

            Cuando el país entraba en la etapa de mayor participación popular aceptó la candidatura a intendente de Marcos Paz por el Frente Justicialista de Liberación en el período 1973-1976. Representando a sus vecinos y a través de su gestión, pugnaría por cumplir los preceptos de justicia social a los cuales adhería fervientemente desde muy joven. Una vez más y desde otro rol, actuaba con su estilo personal: humildemente, haciendo lo que tenía que hacer, para que otros sean a través de su labor y entrega dignos y libres en su obrar y pensar.

            En los tiempos de turbulencia y agitación social, la caída del gobierno de Isabel Perón marcó el fin de su gestión municipal.

            El 11 de junio de 1977 fuerzas represoras inician el copamiento de Marcos Paz. Militantes del Grupo PROA, organización dirigida por el Dr. Eduardo Luis Duhalde, se reunían para discutir sobre su futuro, en un barrio de esa localidad. El grupo fue sorprendido por fuerzas conjuntas, y a partir de allí secuestraron y desaparecieron a por lo menos 15 militantes.

            Cinco días después, el 16 de junio de 1977, comenzó el operativo de secuestro de cuatro vecinos de Marcos Paz: Olga de Souza Pinto, Juan Takara, Enrique Sous y Oscar Sánchez. Manuel Coria y su hermana María, también habitantes de esta ciudad, habían desaparecido meses antes de sus lugares de trabajo.

            Al igual que muchos de sus compañeros y compañeras, Oscar Sánchez fue víctima de las fuerzas represoras. Padre de seis hijos, desapareció de su hogar el 17 de junio de 1977. Un barrio y un aula de la EGB № 2 de la ciudad de Marcos Paz, llevan su nombre recordándolo.

            Cuando la vida se entrega, no hay atributos ni honores que alcances para glorificar. Pero desde esta casa, y con el lugar de representación que nos fue delegado, tenemos el compromiso de estampar en la memoria institucional, con la fuerza de una ley, a aquellos intendentes que como Oscar Felipe Sánchez asumieron plenamente la responsabilidad que les fue delegada por quienes lo eligieron. Es también por esta vía que queremos destacar su ejemplo para que en el presente y en el futuro cada intendente tenga por referencia la entrega y la dedicación de Sánchez en su tarea representativa.

            Por todo lo expuesto, solicitamos a los señores legisladores que acompañen con su voto favorable la presente iniciativa.