Fundamentos de la

Ley 13953

 

La producción orgánica o ecológica, tiene por objetivo principal la producción de alimentos saludables, de  mejor calidad nutritiva, sin contaminantes y obtenidos mediante sistemas de trabajo sustentables.

La "filosofía orgánica" implica la creación, recuperación y mantenimiento de agroecosistemas cuya productividad esté basada en el aprovechamiento correcto y ajustado de los ciclos naturales. En consecuencia, no se trata simplemente de reemplazar plaguicidas sintéticos por orgánicos, ni fertilizantes químicos por roca fosfórica molida. Tampoco por dejar de emplear herbicidas para eliminar las malezas,  mecánica o manualmente. Su desarrollo contempla, por el contrario, el uso de un conjunto de prácticas sistémicamente empleadas, tales como el empleo de variedades vegetales,  adaptadas a las características de la región y resistentes a las enfermedades más comunes, la combinación de prácticas de producción tradicionales con modernas y tantas otras.

Por ese motivo, la producción orgánica constituye un sistema de producción tanto o más complejo que los convencionales, incluso que aquellos que utilizan alta tecnología. Los alimentos que proporcionan estos tipos de sistemas productivos,  son inocuos para la salud humana, ya que no contienen residuos de agroquímicos ni medicamentos que puedan constituir un riesgo ni contaminen el ambiente.

En otro orden, cabe poner de relieve que la tecnificación progresiva de la agricultura llevó a explotar los recursos naturales al límite de sus posibilidades, produciendo efectos indeseados sobre el ambiente, en especial en los países del Hemisferio Norte. Esto alertó sobre la necesidad de no producir más alteraciones en los ecosistemas, generando una vuelta a los antiguos modos de producción. Simultáneamente, la población comenzó a tomar conciencia de la necesidad de mejorar su calidad de vida, consumiendo alimentos sanos, producidos a partir del cuidado de los recursos naturales, un patrimonio que debe ser legado a las generaciones futuras. Así nace la demanda de alimentos producidos en la forma más natural posible, con un impacto mínimo sobre el ambiente.

Por lo tanto La producción orgánica se constituye en la alternativa para satisfacer ambas necesidades. Esta nueva demanda se encuentra en constante aumento en todo el mundo, especialmente en los países más desarrollados. Argentina, por poseer ventajas naturales y competitivas para la producción de alimentos orgánicos, está en condiciones de aportar una importante parte de la oferta necesaria para satisfacer esa demanda, en consonancia con la difusión de la filosofía orgánica en el país.

Por las mismas razones la Provincia de Buenos Aires posee las características que le permiten constituirse en un importante productor de estos alimentos y además por el hecho de ser una Provincia altamente poblada  aparece como un mercado importante de consumo.

La producción agropecuaria argentina, en rigor, históricamente se ha caracterizado por la utilización de un bajo nivel de insumos de origen químico. Las condiciones agroecológicas y el manejo practicado (alternancia de ciclos agrícolas y ganaderos, sistemas de producción esencialmente pastoriles, con bajo uso de fertilizantes y agroquímicos), posicionan al país como un proveedor potencial de alimentos orgánicos, tanto a nivel de mercado interno como externo.

Sin dudas, Argentina y la Provincia están frente a una gran oportunidad para posicionarse a la vanguardia de la oferta mundial de productos orgánicos. Sus condiciones ambientales y culturales, así como la tendencia inexorable del mercado internacional lo demuestran.

Actualmente, el país cuenta con una reglamentación vigente que, si bien tiene un criterio más amplio que el de la concepción sociocultural de la producción orgánica, permite a los productos orgánicos ser reconocidos y aceptados en los mercados más exigentes. Es así que se ha logrado la apertura de nuevos mercados mediante la presencia  en distintas ferias internacionales y se trabaja en programas de investigación para generar la tecnología que los productores orgánicos necesitan.

La posibilidad de una demanda interna y externa creciente, como así también la factibilidad de lograr una agricultura sustentable, convierten a la producción orgánica en una alternativa de producción viable para el incremento de la rentabilidad agropecuaria.

A más, de ello, la producción orgánica emplea gran cantidad de mano de obra y la capacita, pues reemplaza el uso de agroquímicos por la labor artesanal y el impulso inteligente de las fuerzas del sistema agrícola para recuperar la fertilidad del suelo y proteger los cultivos de plagas y enfermedades.

Por último el 3 de diciembre de cada año se conmemora como Día Mundial de No Uso de Agroquímicos de Síntesis, por lo que en sintonía el Estado Nacional sanciona la Ley 26.295 que pretende brindar un reconocimiento a los productores que producen alimentos orgánicos y naturales.

Por lo expuesto solicito a los señores Senadores que acompañen con su voto favorable el presente Proyecto de Ley.