Fundamentos de la

Ley 10671

 

La educación y formación intelectual de los jóvenes ha sido siempre una de las preocupaciones de la sociedad, más allá de los regímenes imperantes.

El autoritarismo pretende que los jóvenes se formen con un conocimiento dirigido, alejado a toda realidad cotidiana. Para llegar a tal objetivo, se niega o silencian hechos, circunstancias, teorías y aún ideologías.

Incentivar el conocimiento profundo y real, formar jóvenes comprometidos con su tiempo, pasar del conocimiento enciclopédico y censurado además, a promover el afán de la investigación y acceso libre y desprejuiciado al conocimiento universal, son diferencias claras entre autoritarismo y democracia.

Que los jóvenes asuman una actitud crítica responsable, con conciencia de sus derechos y obligaciones y sean capaces por lo tanto de defenderlos, en el marco de una convivencia tolerante, es una función que le cabe no solo a la familia sino también al Estado.

Así como la historia universal recuerda el 1 de mayo de 1986 día de la tragedia de Chicago, en reconocimiento a los derechos de los trabajadores, o el 8 de marzo de 1922 cuando perdieron la vida obreras textiles que luchaban por reivindicaciones que hacía a su condición, como el día de la afirmación de los derechos de la mujer, hoy, esta ley que presentamos, propone establecer en el ámbito de nuestra competencia, el día de los derechos del estudiante secundario.

Muchos fueron los episodios que los tuvieron como víctimas. Así podemos citar el secuestro y desaparición de Pablo Fernández Meijide, Eduardo Oscar Muñiz, María y Leonora Zimmerman, todos estudiantes del Colegio Nacional de Vicente López entre el 20 y 23 de octubre de 1976, o también a Horacio Húngaro, Daniel Alberto Rasero, Francisco López Muntaner, María Claudia Falcón, Víctor Treviño, Claudio De Acha y María Clara Ciocchini, quienes formaban parte de un grupo de 16 jóvenes, que había tomado parte de una campaña pro boleto estudiantil desaparecidos el 16 de septiembre de 1976.

A fin de englobarlos a todos en el recuerdo se ha elegido esta última fecha, ya que a partir de su conocimiento masivo durante el proceso dispuesto por el D.N. 158/83, se ha convertido en un símbolo de esta tragedia. La opinión pública ha designado el 16 de septiembre de 1976 como “La noche de los Lápices”.

Por ello se propone que en esa fecha los colegios y escuelas dependientes de la Dirección General de Escuelas y Cultura dicten en una hora de clase el tema: democracia y derechos humanos.

Esta fecha, que carece de pertenencia partidaria, por lo trágica se ha convertido en un símbolo del contraste de valores existentes entre el totalitarismo y la democracia, por ello no podemos dejarla caer en el olvido, toda vez que sobre la memoria de los pueblos se construye la nación.