Fundamentos de la Ley 12795

 

 

            A pocos kilómetros de la capital de la Provincia se encuentra el pueblo, antiguo casco de estancia perteneciente a Jacinto Glew, que a lo largo del tiempo se fue convirtiendo en una hermosa ciudad de 60.000 habitantes, donde actualmente termina el ferrocarril eléctrico.

            Este lugar que alguna vez llamaron pueblo de Cambaceres, al igual que otros de la zona, fue transformándose gracias al esfuerzo de sus pobladores.

            Atrás quedaron arboledas y volantas, pero no perdió su encanto provinciano, los pobladores del lugar sienten la necesidad de organizarse como comunidad. En 1890, se compra el terreno donde se va a construir el templo. Una señora llamada doña Vicenta del Castillo de Calvo, inicia la construcción, que continuará posteriormente el matrimonio Ezeiza, y que, debido a que la señora se llamaba Ana, la capilla que iba a llevar el nombre de San José, recibió a pedido del pueblo, el nombre de Santa Ana.

            El templo abre sus puertas en 1905, año que nace don Raúl Soldi, aquél que con su trabajo lo convertiría en uno de los lugares más conocidos del mundo.

            En 1905 llega a Glew don Raúl Soldi, transformando, gracias a sus frescos realizados durante 23 veranos, la parroquia Santa Ana en una de las obras más hermosas que podemos disfrutar en estos tiempos. Con la firme decisión y la valiosa ayuda del padre Jerónimo. El maestro inicia esta monumental labor que a lo largo de los años los lleva a utilizar tres técnicas distintas de trabajo, ellas son: pintura al seco, renacentista clásica y óleo sobre tela adherida a la pared.

            Haciendo gala de su exquisita imaginación y movido por el gran amor que sentía por el pueblo de Glew, el maestro Soldi pinta dentro del tiempo la historia de la familia de Jesús con el paisaje del pueblo de los ’50. Empezando la historia por Santa Ana y San Joaquín, los abuelos de Jesús, pasando por la vida de María hasta el nacimiento del Niño, sin dejar de intercalar músicos, bailarines y personajes del pueblo, que formaron parte de su historia personal.

            Toda esta conjunción tan dispar y tan armónica a la vez de este lugar, un sitio fuera de lo común se pueden disfrutar distintos aspectos de la obra como son el mensaje religioso, el legado histórico cultural y los recuerdos del pintor que juntos forman uno de los más importantes legados del país.

            Hoy la ciudad de Glew se enorgullece de su templo y de su gente que desea que todos aquellos que se acerquen hasta aquí, pasen un momento hermoso e inolvidable. Queremos con este proyecto concluir la idea iniciada con la Ley 11.099 en el año 1991, por la cual se declarara monumento histórico provincial a la capilla Santa Ana.

Debemos detenernos aquí para hacer una pequeña referencia del autor de estas obras.

            Raúl Cipriano Soldi nace el 27 de marzo de 1905. Es el segundo hijo de una familia italiana. Vivió en una casa de la calle Cuyo (Sarmiento) y su fondo coincidía con los fondos del teatro Politeama. En 1911 se mudó a una casa de la calle Gurruchaga 576.

            En su infancia estuvo constantemente con el arte, ya que su padre era celista del teatro Colón y su hermana daba clases de canto.

            Antes de descubrir su vocación por la pintura escribió un cuaderno en cuya tapa se lee: “Mi literatura, Raúl Soldi, recuerdos, inventos, cuentos policiales, inventos, y hay una frase especial”...El hombre mediocre sólo tiene conocimientos superfluos...”

            Siendo adolescente diseña joyas para poder estudiar en la academia de Pío Colavadino.

            En 1923 por razones de salud, viaja a Europa y llega a Venecia vía Alemania, donde conoce las obras de Tiziano, Tintoretto, Tieopolo y Veronesse; aquí reafirma su vocación pictórica.

            Retorna a Buenos Aires y en 1924 vuelve a Italia. Con 19 años se inscribe en la Academia Real de Brera en Milán y forma parte del grupo Vanguardia Artística incorporándose así a la vida artística italiana, que en Milán tenía quizás su expresión más representativa en el conjunto de creadores que alentaba la galería Millione.

            Lo formaron Rapetti en dibujo y Carpi en pintura, pero no influyeron en su estilo futuro.

            En 1932 regresa a Buenos Aires y en el cruce del Ecuador dona un dibujo y al verlo la pianista Jackeline Ibels lo presenta al grupo de artistas de París, quienes no lo aceptan. En 1933 en Argentina es rechazado su cuadro “Venus peinándose” y en Italia es premiado su dibujo “Tiro al blanco”. A los pocos meses hace su primera exposición en “Amigos del Arte”. En este año también trabaja como ilustrador de libros.

            Por razones económicas trabaja en una ferretería, como colocador de vidrios y pintor de brocha gorda.

            En 1934 forma un muñeco de aluminio para una vidriera de una casa de música, lo ve Luis Saslavsky y comienza a trabajar como escenógrafo cinematográfico por 15 años. A los 37 años es becado para perfeccionarse en escenografía en Estados Unidos. Desde 1935 a 1949 realiza la escenografía de 80 filmes argentinos. En su período amarillo trabaja de día y pinta de noche con luz artificial.

            En 1958 expone 110 obras en la Galería Witcomb y comienza a exponer internacionalmente. En 1980 realizó el cartón correspondiente al tapiz destinado al nuevo teatro Argentino de La Plata, que se destruyó en el incendio.

            También ilustró el suplemento dominical de “La Nación” y su amigo Mujica Lainez lo motivó a pintar la cúpula del teatro Colón, cubriendo así en una ronda de 51 personajes, entre bailarines, cantantes de ópera, actores de la Comedia del Arte, músicos e instrumentos los 318 metros cuadrados que coronan la gran lámpara. En 1950 abandona la escenografía y comienza su período azul y en 1953 y por espacio de 23 veranos comienza a pintar la parroquia Santa Ana de Glew. En 1967 se inaugura la biblioteca popular Pablo Rojas Paz de Glew también donada por Soldi.

            En 1970 comienza su período blanco. En 1982 se inaugura la fundación que en sus comienzos llevó el nombre Santa Ana y actualmente lleva su nombre y contiene 60 obras donadas por él que abarcan todos sus períodos.

            Allí encontramos “El hombre piensa y la mujer bebe”, “Retrato del pintor armenio”, “Las tres gracias”, “Adolescente desnuda y vestida”, “Baño en el lago”, “El niño prodigio”, “Niña mirando”, “Joven posando”, “Niña gorda”, “El saludo”, “El camarín”,”Los músicos”, “El salto”, “Día de sol”, “Las perdices”, “Niña con el pavo”, “Sarita”, “Nena del aro o nena que juega con ella misma”, “El vegetariano de Glew”, “La marama”, “La aguja”, “Desnudo con palomas”, “Sillón con flores”, “Griselda”, “El caballo que baila”, “Las pintoras”, “Las sombrilleras”, “El beso”, “La Cuqui” y “Bailarinas en descanso”.

            En septiembre de 1988 se realiza una exposición con 120 obras de Raúl Soldi en el museo de Arte Decorativo de Buenos Aires.

            El 21 de abril de 1994 fallece don Raúl Soldi, uno de los maestros representativos de nuestra pintura, creador de un mundo de tierna y delicada trama, tejida por una nostálgica fantasía y una acentuada vivencia lírica del color, que caracteriza sus óleos, litografías y murales. Un hombre dueño de un humor delicado y de una exquisita atención a la realidad; capaz de dejar tras de sí, una gran obra de amor y belleza de una manera humilde y desinteresada que muy pocos pueden comprender.

            Como complemento de la síntesis que antecede en relación con la trayectoria de Raúl Soldi, resulta oportuno agregar como parte de estos fundamentos el detalle de las obras inmortalizadas en la parroquia Santa Ana de Glew por el maestro y una somera descripción de las características de la mencionada parroquia.

            Esta iniciativa que se presenta a la aprobación de la honorable Cámara, no sólo tiene como finalidad el reconocimiento al artista y a su obra, lo cual ante su sola mención resulta mucho más que obvio para todo ciudadano que se enorgullezca del patrimonio artístico que forma parte de la base cultural de la argentinidad, sino fundamentalmente preservar un conjunto de obras que por sus características, conjuntamente con la cúpula del teatro Colón, deberían ser indicadas, mantenidas y disfrutadas más allá de los tiempos y momentos históricos por los que nos corresponda transitar. Este es nuestro agradecimiento a su obra y nuestro compromiso frente a las generaciones que nos precederán.

            Señor presidente, en consecuencia de las consideraciones que anteceden, es que solicitamos de la honorable Cámara el voto favorable para la aprobación del presente proyecto de ley.